Se habla de “cara de esmog” como aquella deshidratada, con poros dilatados y sucios, y que adelanta su envejecimiento. Se combate con limpieza facial con exfoliación, ozono y, paradójicamente, CO2. 

La contaminación tiene múltiples efectos en la piel, que han derivado en lo que se llama “cara de esmog”, una donde los poros están más abiertos, la piel más reseca, tirante y sin brillo y se adelanta el envejecimiento.

“Los poros tienden a dilatarse porque acumulan partículas contaminantes y polvo en suspensión. En ciudades contaminadas, si el rostro no se limpia periódicamente, los poros tenderán a acumular más suciedad, como un recipiente, a taparse y a agrandarse formando comedones o puntos negros, dando un aspecto sucio y disparejo”, explica Marissa Ponce, cosmetóloga de los centros de estética Les Gémeaux Esthetique.

Otro efecto de la contaminación es la deshidratación. “Una marca cosmética realizó un estudio entre mujeres chinas de la ciudad y suburbios y descubrió que las de zonas contaminadas sufrían mayor deshidratación de la piel del rostro”, explicó. Por eso las caras de la ciudad son más resecas, opacas, sin brillo, con un aspecto mustio y marchito, dado que la luminosidad de un rostro viene en gran parte de su hidratación.

También la contaminación adelanta el envejecimiento. Se produce hipoxia tisular, es decir, llega menos oxígeno a la piel, haciendo más lenta la renovación celular, formación de colágeno y elastina, lo que deriva en flacidez y arrugas.

Rutina y tratamientos

Aunque no podamos evitar exponernos a la contaminación, sí podemos reducir su maltrato en el rostro.

Marissa Ponce recomienda realizar todas las noches una limpieza exhaustiva del rostro para evitar la acumulación de suciedad y agrandamiento de poros. Para esto aconseja utilizar leche de limpieza y luego aplicar tónico astringente en el caso de pieles grasas para limpiar en profundidad y cerrar poros. En pieles secas se puede aplicar tónico hidratante y en aquellas sensibles uno herbáceo descongestionante.

Luego se puede aplicar crema con antioxidantes como vitamina C. Para el día recomienda crema hidratante que extrae el agua de la piel para humectar su superficie y darle luz.

La experta también recomienda tomar dos litros de agua al día para eliminar toxinas.

Esta rutina diaria se puede acompañar de tratamientos faciales para minimizar los efectos de la contaminación, entre los cuales la cosmetóloga destaca por su efectividad:

Limpieza facial profunda con microdermoabrasión: es realizado especialmente entre mayo y septiembre por personas que sienten afectado su rostro por la contaminación. Con punta de diamante exfolia la primera capa de piel, eliminando suciedad y refinando poros. En este tratamiento también se realiza drenaje linfático facial para eliminar toxinas. Se recomienda realizar esta limpieza profunda en el rostro una vez al mes, especialmente en época invernal.

Carboxiterapia: paradójica se utiliza CO2 (dióxido de carbono) para activar la entrega de oxígeno a la piel del rostro. Mediante microinyecciones superficiales se aplica gas de CO2 que el hígado se encargará de intercambiar por oxígeno para la piel facial, favoreciendo la desintoxicación. El oxígeno activará la renovación celular de la piel, su rejuvenecimiento y la dejará iluminada. Son mínimo ocho sesiones. Se debe acompañar del consumo de dos litros de agua después de cada sesión.

Alta frecuencia: este tratamiento consiste en aplicar ozono en la piel para refinar o reducir el tamaño de los poros, para evitar que al estar excesivamente dilatados acumulen suciedad y contaminantes.