Sin un correcto descanso el sistema nervioso tendrá dificultad para asimilar
nuevas ideas, consolidar la memoria y, por ende, se verán muy afectados los
procesos de aprendizaje. A tres semanas de la vuelta a clases, es hora de empezar
a ajustar horarios.

El 2 de marzo se retoma la asistencia presencial obligatoria de los estudiantes tras dos años de clases híbridas. El ministro de Educación, Raúl Figueroa, ha insistido en la necesidad de que los colegios reciban a sus alumnos, resguardando los protocolos sanitarios, cuando “La evidencia nacional e internacional muestra que la pandemia generó un verdadero terremoto educativo, donde los alumnos perdieron su desarrollo académico y el contacto
con sus compañeros, afectando gravemente su sociabilidad”.
En ese sentido, no sólo los establecimientos educacionales deben prepararse para recibir
presencialmente a sus alumnos. Padres y niños deben volver a los hábitos de manera paulatina, para
que cuando llegue el día, no sea un caos familiar.

Y es que, si bien en las vacaciones es esperable que exista un mayor relajo, “es importante entender que el hecho de adquirir rutinas y hábitos saludables aportan grandes beneficios a nivel psicológico, emocional y físico”, explica Giselle
Villagra, psicóloga del colegio American British School, parte de la red Cognita.
En el caso de los niños/as más pequeños, dice la especialista, es mucho más fácil controlar los horarios de sueños, comidas, etc., lo cual permite que las interioricen y mantengan. En los adolescentes, por su parte, es igual de importante, pero resulta más complejo, por lo que los padres deben ayudarlos y motivarlos a realizar actividad física de forma regular, a estar atentos a que el horario de sueño no sea prolongado durante las mañanas, y solicitarles la colaboración en actividades domésticas.
¿Cuáles son las rutinas más relevantes de conservar? Para Giselle Villagra, “las rutinas del sueño son la base para todas las demás, ya que no sólo se trata de dormir las horas correspondientes, sino también de mejorar la calidad del descanso. Cuando tenemos un sueño reparador, se produce un mayor impacto y efectividad en todo lo que se hace durante el día. Incluso, el sueño prologando puede provocar trastornos de éste, estados de ánimos bajos y/o irritables,
sensación de cansancio, dificultades de concentración y la correcta actividad del cerebro”
Retomando
A tres semanas de entrar a clases, sin duda que es el momento de reforzar las rutinas o bien,
empezar a retomarlas para que el retorno sea lo más ameno posible, sobre todo porque muchos
estudiantes no han asistido a clases presenciales producto de la pandemia. “Esto será un desafío
importante para ellos. No será fácil al principio, ya que tienen que volver a salir de sus casas,
enfrentarse al temor al contagio, exponerse a las relaciones sociales. Básicamente, el miedo será la
emoción predominante, pero si ocupamos el miedo como un mecanismo a nuestro favor para tomar
acciones y resguardos, nos iremos adaptando paulatinamente a esta nueva normalidad”,
complementa la psicóloga de la red de colegios Cognita.
Por esto, el momento del baño, las comidas y las horas de descanso se vuelven clave si de
restablecer horarios y pensar en el rendimiento escolar se trata, lo cual trae muchas veces
cansancio, ansiedad y estrés. ¿Cómo hacerlo paso a paso? Giselle Villagra entrega algunas
recomendaciones:

  • Volver lentamente al horario que se debe respetar por las obligaciones escolares,
    comenzando por adelantar la hora de acostarse.
  • Restringir el uso de pantallas hasta dos horas antes del horario que se desea establecer.
  • Anticipar el horario de despertar, para disminuir el estrés del primer día, siempre posterior
    a haber logrado que se acueste más temprano.
  • No dar ningún tipo de alimentos o bebidas estimulante previo al descanso (chocolates, café,
    té, energizantes, bebidas, etc.).
  • En lo posible, enfriar la habitación a 21°C, para enviar la orden al cerebro de que ya es hora
    de dormir. Idealmente si se complementa antes con un baño caliente.