El corazón es el principal órgano del sistema cardiaco, y precisamente por su importancia siempre ha estado sujeto a creencias populares. ¿Qué es cierto y qué no? Aquí te invitamos a despejar unos cuantos mitos, para que puedas cuidarlo mucho mejor.  

Es un incansable motor que jamás descansa, pero no por eso está exento de sufrir deterioro. “El corazón es fundamental para la vida, sin embargo su cuidado no siempre recibe la atención que merece. Un primer paso para velar por la salud cardiovascular es conocer de qué estamos hablando”, señala el Dr. Rodrigo Tapia, jefe de cardiología de Clínica Bicentenario.

En esa línea, nos entrega aquí una primera aproximación para despejar algunos mitos y verdades sobre este importante órgano. 

El corazón no duele

Falso. El corazón si duele, ya que tiene una importante cantidad de terminales nerviosos asociados. “Existen varias causas por las cuales a una persona le puede dolor el corazón y no solo ocurre en personas mayores. El dolor más emblemático y preocupante, es el que produce el infarto cardiaco, debido a una oclusión de alguna de las arterias coronarias, el cual es de carácter opresivo y que no cede”, explica el doctor. “Si bien en las personas jóvenes, existe una menor probabilidad de presentar un infarto, no es imposible, por lo que ante un dolor opresivo en el pecho, es recomendable consultar a un médico”, agrega.

Todas las enfermedades cardiacas son heredables

Falso. La gran mayoría de las enfermedades cardiovasculares son multifactoriales, o sea que para que se desarrollen, intervienen varios factores, tanto genéticos –hereditarios o no- y ambientales. “En ese ámbito caen nuestras costumbres, como lo son el tipo de alimentación que tenemos, si realizamos o no actividad física, y si somos o no fumadores”, enfatiza el especialista de Clínica Bicentenario. Agrega que para considerar un factor hereditario, la enfermedad debe estar presente en familiares de primer grado (padres y hermanos) y debe cumplir con otras características como la aparición a temprana edad en estos familiares.

El ejercicio es beneficioso para mi corazón

Verdadero. Se ha estudiado ampliamente en el mundo los beneficios de realizar ejercicio aeróbico a nivel cardiovascular, psicológico, endocrino y en muchos otros ámbitos. “Está demostrado que con una rutina intensa de ejercicio aeróbico de 20 minutos a lo menos 3 veces por semana, existe un beneficio significativo a nivel cardiovascular, como lo es el aumento en el consumo de oxígeno,

la disminución de la presión arterial, el descenso en la frecuencia cardiaca, control de peso y de los niveles de insulina y glucosa en la sangre”, explica el doctor Tapia.

 Los medicamentos para la hipertensión arterial son perjudiciales después de tomarlos por muchos años

Falso. “No existe ninguna evidencia que mantener el mismo medicamento por años, genere problemas a la salud, siempre y cuando se mantengan los controles médicos correspondientes”, señala. Al contrario, indica, el mantener en forma ordenada la terapia y controles de la hipertensión arterial, evita la aparición de las complicaciones neuro-cardiovasculares que conlleva esta patología cuando no es tratada, por lo que mantener el mismo medicamento por varios años, tiene muchos más beneficios que riesgos.

Si tengo una enfermedad crónica, debo tomar mis medicamentos siempre, aunque no tenga molestias

Verdadero. Una enfermedad crónica, es aquella que no tiene cura y por lo tanto la terapia debe durar para siempre. “Existen enfermedades crónicas con alta prevalencia en la población, que de no ser tratadas adecuadamente, dañan muy gravemente el corazón y otros órganos, como lo es la diabetes mellitus, la hipertensión y las dislipidemias (colesterol alto)”, enfatiza el doctor Tapia.

 Una buena alimentación ayuda a nuestro corazón

Verdadero. “En términos de los estudios que existen, está demostrado el beneficio de la dieta mediterránea en la salud cardiovascular de los individuos que la utilizan. Esta dieta se basa en el consumo de granos, legumbres, pescados, bajo consumo de carnes rojas, bajo consumo de carbohidratos refinados, dosis medidas de aceite de oliva y frutos secos, permitiendo la ingesta muy acotada de vino tinto”.