El Instituto Nacional de Estadísticas informó esta mañana que la tasa de desempleo subió a 6,8% en el trimestre marzo-mayo, cifra que estadísticamente se duplica e incluso triplica entre los jóvenes menores de 30 años. Una especialista explica las causas y las consecuencias de que los jóvenes no puedan conseguir un trabajo remunerado.

Más de 73 millones de mujeres y hombres jóvenes están buscando trabajo y más de un tercio de aquellos que trabajan en economías en desarrollo vive con menos de dos dólares al día, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La situación mundial del desempleo juvenil es crítica y nuestro país no se escapa de ello.

Según la Encuesta de Ocupación y Desocupación en el Gran Santiago de marzo de este año, la tasa desempleo en el grupo etario 20-24 años se sitúa en 19,9%, y para los jóvenes de 25 a 29 años el panorama no mejora, ya que alcanza el 13,1%.

“En la actualidad, en la medida que existe mayor cantidad de jóvenes con menor educación, existe una probabilidad de que aumente la tasa de desempleo, puesto que su capital humano acumulado, entendido esto como la integración de educación y experiencia, es menor. De hecho, a nivel mundial los más jóvenes –entre 15 y 19 años– tienden a presentar mayor desempleo. En Chile esto es corroborado por la encuesta Casen 2000, que deja en evidencia que la tasa de desempleo de los jóvenes, cuyos ingresos familiares se ubican en el primer quintil más pobre, corresponde a 6,7 veces más que la de quienes pertenecen al quinto quintil”, apunta Susana Arancibia, docente de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico.

El desempleo juvenil no sólo afecta a aquéllos que no cuentan con una educación superior, sino también a muchos jóvenes que aunque tienen su título universitario o técnico no logran encontrar su primer trabajo. “Ante la ausencia de trabajo, los que pertenecen al grupo que tiene estudios superiores optan por seguir estudiando y acumulando certificados de diferentes niveles, sin embargo en la mayoría de los casos siguen viviendo con sus padres”, explica la especialista.

No encontrar trabajo y tener que seguir a expensas de la mantención económica de los padres puede acarrear una crisis en el joven desempleado. “Las consecuencias observadas a nivel social están en directa relación con la condición de adolescentes y jóvenes que se encuentran en procesos de transición a la vida adulta. La crisis laboral o la eterna búsqueda del primer trabajo retrasa los procesos propios de la vida adulta, como la obtención del recurso económico propio, la autonomía personal y el espacio físico independiente de la vida de los padres. Esto no es sólo un problema para el sujeto y su familia, sino también para el Estado, que finalmente se encuentra en la obligación de hacerse cargo de la situación de los jóvenes a nivel país”, asegura la académica.

Las causas del desempleo juvenil

Según la docente de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico, Susana Arancibia, las causas del desempleo juvenil son múltiples y de carácter ecológico, sin embargo es posible  distinguir al menos cuatro aspectos que ayudan a comprender este complejo problema:

–          Las expectativas de los propios jóvenes respecto del empleo esperado vs. el ofrecido: Esto es un problema habitual en la búsqueda del primer empleo, principalmente cuando existen mayores recursos económicos y académicos. Al respecto, el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), en torno a una encuesta sobre la percepción de empleabilidad juvenil, señala que en la actualidad los  jóvenes tienden a buscar empleo principalmente a través de portales web o bolsas de empleo, y en la red de contactos.

–          Insuficiencia del capital humano acumulado: Esto se da principalmente en los casos de jóvenes que provienen de familias de escasos recursos, cuya inserción laboral es urgente y necesaria, por lo que generalmente abandonan en etapas tempranas el sistema escolar. Para ellos, en los casos de encontrar trabajo, estos suelen ser de muy baja remuneración y con escasas perspectivas de aprendizaje  como para levantar una carrera ocupacional. Sin embargo, también es relevante enfatizar que la correlación positiva entre escolaridad y probabilidad de encontrar empleo no constituye condición suficiente ni es lineal, ya que la formación educacional no basta para evitar el desempleo, aunque reduce la contingencia.

–          Rigidez de contratación, costos y despidos de los jóvenes: Esto también está asociado al ingreso mínimo.

–          Los problemas de una economía que presenta dificultades para potenciar el dinamismo y el crecimiento.