Puede provocar meteorismo, distensión abdominal, flatulencia y diarrea en períodos cortos de tiempo después de consumir productos lácteos.

La lactosa es un tipo de azúcar que se encuentra en la leche y otros productos lácteos, y el cuerpo necesita una enzima para poder digerirla. La intolerancia a la lactosa se presenta cuando el intestino delgado no produce suficiente cantidad de esa enzima.

Según el Dr. David Kutz, gastroenterólogo de Centros Médicos Vidaintegra, los síntomas de este mal son variables; puede ser asintomático en algunos casos, o provocar meteorismo (gases), distención abdominal, flatulencia, diarrea y nauseas en otros, los que se presentan frecuentemente de 30 minutos a dos horas después del consumo de productos lácteos.

“No todas las personas con mala absorción a la lactosa manifestarán molestias físicas; la intensidad y frecuencia de los síntomas depende de muchos factores, como la cantidad y tipo de lácteo ingerido, edad o existencia de otras enfermedades digestivas”, asegura el especialista, quien agrega que esta condición no es peligrosa y es muy común en adultos.

De acuerdo al profesional, los pacientes afectados deben tener cuidado con la ingesta de leche y sus derivados, es decir, quesos, mantequillas, quesillo y yogurt. “Existen varios alimentos para quienes padecen intolerancia a la lactosa, como leches creadas especialmente para ellos y que se encuentran disponibles en el mercado”, advierte el doctor.

Diferencia con la alergia de la leche

Muchas veces se confunde la intolerancia a la lactosa con la alergia a la leche de vaca. El especialista explica que esta última es una condición de rechazo a proteínas de la leche, no a la lactosa. “La intolerancia a la lactosa no es una alergia, y se desarrolla en edades mayores, generalmente después de los dos a siete años de vida”, explica el Dr. Kutz.

Los síntomas de este rechazo a la proteína varían desde dermatitis a síntomas digestivos como diarreas o constipación. “Se pueden diferenciar ambas condiciones por la edad en que ocurre y la sintomatología. La intolerancia a la lactosa es más frecuente en adultos, mientras que la alergia a la proteína de la leche ocurre habitualmente en la infancia”, indica el profesional, quien agrega que una persona alérgica a la leche no puede tomar ningún producto lácteo, tenga o no tenga lactosa pues su organismo es alérgico a las proteínas que componen la leche en sí.

Recomendaciones

La reducción del consumo de leche conlleva un mayor riesgo de fracturas y osteoporosis. “Es por esto que, en caso de sufrir de intolerancia a la lactosa, se recomienda consumir suplementos o alimentos ricos en calcio. En el mercado, se pueden encontrar varias marcas de leche bajas en lactosa o sin ella.”, concluye el gastroenterólogo.

Foto vía: alimentatusalud.elmundo.es