La gran mayoría de los niños chilenos ya tuvo su primer día de colegio. Sin embargo, se calcula que cerca de un millar no vivirá esta experiencia, ya que simplemente estudiará en su casa. Especialista comenta los pro y los contra del llamado homeschooling.
Hace un par de siglos a nadie le habría llamado la atención decir que sus hijos estudiaban en su casa, ya que era la forma natural de educar a los niños. Sin embargo, a comienzos de la década del ’80 esta antigua forma retomó su popularidad en Estados Unidos a través del homeschool o homeschooling, lo que poco a poco también ha ido ganando adeptos en nuestro país.
Si bien el Ministerio de Educación de Chile promueve que los niños se incorporen al sistema formal de educación, muchas familias han optado por no enviar a sus hijos al colegio y educarlos ellos mismos. Los niños estudian “puertas adentro”, a su propio ritmo, y posteriormente validan su aprendizaje a través de exámenes libres.
“Como punto positivo se puede establecer que existe un gran compromiso de parte de los padres que eligen el homeschooling, que implica una educación más individualizada y que responde a la particularidad de ese niño o niña, a diferencia de lo que ocurre en los colegios, donde hay un gran número de alumnos por sala y la misma metodología y contenidos para todos”, señala la docente de la escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Guila Sosman.
La psicóloga indica también que esta opción brinda a los niños la oportunidad de estudiar en un contexto seguro, en el cual está protegido de varias eventualidades, como es el contagio de enfermedades o el bullying. “Además como padres garantizamos una educación especialmente pensada para nuestros hijos, la cual se ajusta a sus necesidades particulares. Este es el caso, por ejemplo, de niños que destacan como deportistas, cantantes o bailarines, quienes dedican una gran cantidad de tiempo al desarrollo de su habilidad y por tanto sus tiempos y prioridades difieren de las de sus pares”, comenta.
Asimismo, el homeschooling es una excelente opción para los niños con enfermedades crónicas. “Puede ser una buena alternativa la educación en casa, sin dejar de lado el propiciar espacios de socialización con niños y niñas de su edad. Por otra parte, existen iniciativas en los hospitales, en el contexto del programa Chile Crece Contigo, que tiene como objetivo la escolarización en el ambiente hospitalario, cuando los niños y niñas deben permanecer periodos largos internados. Esta iniciativa se puede reforzar con el estudio en casa, para que el niño o niña que sufre de alguna enfermedad no quede sin escolarización”, plantea.
Si bien educar a los niños en casa es válido y legal en Chile, hay algunos aspectos negativos a considerar. “Puede ser que al no asistir al colegio, el niño tenga menos espacio de socialización con otros niños de su edad. Esto puede limitar el desarrollo de ciertas habilidades sociales, como la resolución de conflictos, adaptación y tolerancia a distintas formas de pensamiento y de vida, además de su integración adecuada posteriormente a la educación superior o al ámbito laboral”, indica Guila Sosman.
Por otra parte, como la educación en casa no es una práctica común en Chile, puede que el niño o niña se sienta diferente a sus pares. “Esto puede impulsar a que presente obstáculos al momento de postular a la universidad o posteriormente en el ámbito laboral, no obstante, en la medida que este sistema de enseñanza sea más difundido socialmente y sea validado con investigaciones científicas en el ámbito pedagógica, mayores posibilidades tendrá de ser una opción válida y conocida para los padres”, concluye la docente.
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