- Atrás está quedando el tiempo en que los estudiantes iban a una sala, se sentaban y escuchaban toda una hora de clases a un solo profesor. Al menos en Europa, las autoridades le están dando un vuelco a la enseñanza tradicional y en ello la diseñadora holandesa Rosan Bosch está teniendo un gran protagonismo, pues está revolucionando los espacios educativos ligados a nuevas metodologías de enseñanza.
Lo que plantea Rosan Bosch es la creación de nuevos espacios y mobiliario, lo cual podemos ver reflejado en una decena de colegios construidos en Dinamarca y Suecia (de ellos, nueve son públicos) o en ciudades como Abu Dabi.
Esta diseñadora apuesta por la eliminación de las aulas con filas de pupitres mirando a una pizarra y las cambia por espacios sin muros y llenos de luz en los que el niño decide dónde quiere aprender.
La máxima de este tipo de enseñanza es que los estudiantes tomen decisiones desde el principio y escojan lo que más les interesa.
En una reciente entrevista en el diario español El País, Bosch ante la pregunta ¿Cómo puede influir el diseño en la forma de aprender? respondió lo siguiente: “Tal y como están concebidas las aulas, los niños llegan a clase, se sientan en una silla y se limitan a escuchar y a hacer lo que les dice el profesor. Es antinatural tener a estudiantes tan pequeños inmóviles en sus pupitres sin la posibilidad de desplazarse libremente y encontrar el entorno en el que se sientan más cómodos. Los seres humanos somos diferentes y nuestro cerebro funciona de forma distinta. Hay niños que necesitan total tranquilidad para procesar nueva información y otros que lo hacen mejor de forma colaborativa. La escuela moderna tiene que adaptarse a esa realidad y el diseño del espacio puede cambiar el modo de pensar, funcionar y reaccionar. Este tipo de estructuras más flexibles incentivan al niño a tomar sus propias decisiones. No se trata de poner ruedas a las sillas y a las mesas, sino de permitir la libertad de movimiento de los chicos. Es muy difícil cambiar la mentalidad de la comunidad educativa, y el espacio físico ayuda porque crea una nueva realidad”.
La visión de la diseñadora es que una vez que les explicas a los niños que disponen de diferentes instancias para la lectura en solitario, para el debate, para el trabajo en grupo y también para escuchar las lecciones del profesor, lo entienden perfectamente y se adaptan.
El formato del niño fijo en una mesa tiene mucho que ver con la disciplina y poco con el aprendizaje. El sistema tradicional les entrena para escuchar largos discursos sin aburrirse, y eso resulta imposible hasta para un adulto, que no aguanta más de 20 minutos de charla sin desconectar.
El estudio de Rosan Bosch, con sede en Copenhague, ha investigado los diferentes procesos de aprendizaje basándose en los trabajos del educador británico David Thornburg y plantea que hay cuatro espacios idóneos que todo colegio debería ofrecer. Los espacios Campfire (hogueras de campamento) para la lectura colectiva; los Watering Holes (abrevaderos) para los debates entre alumnos; las Caves (cuevas) como lugares tranquilos para la reflexión; y los Life (vida) para compartir con otros compañeros lo que se ha aprendido.
Recientemente se inauguró un nuevo entorno de aprendizaje holístico para los preescolares del Liceo Europa en Zaragoza, España, del cual les mostramos algunas imágenes de cómo este colegio está dispuesto a adaptarse a las necesidades de los niños a aprender y desarrollarse sobre la base de una combinación de diferentes estilos de aprendizaje.
El diseño contempla muebles hechos a medida, desafiantes en diferentes zonas del aprendizaje y con espacio individuales para facilitar el aprendizaje diferenciado de cada niño, donde el espacio físico es una de las herramientas más importantes para el desarrollo educativo.
¿Qué opinan ustedes? ¿Importa o no el diseño y mobiliario para aprender? Por la experiencia con la que se cuenta, la respuesta pareciera ser SÍ.
Fotografías vía: http://www.rosanbosch.com/en/project/liceo-europa#