Es una enfermedad del ánimo que, en la mayoría de los casos, requiere de una intervención profesional para mejorar. Según el psiquiatra Dr. Matías Pinedo, el no buscar un tratamiento a tiempo por parte del paciente, puede producir que esta patología se haga crónica o recurrente durante su vida, además de impactar los ambientes en el que el afectado se desenvuelve.
Muchas veces pasamos por períodos de tristeza y variaciones del ánimo producto de ciertas situaciones que ocurren en la vida diaria. Sin embargo, al poco tiempo logramos salir adelante y volver a la estabilidad. Este último punto es, justamente, el que diferencia un mal estado de ánimo de una depresión.
Según el psiquiatra de Centros Médicos Vidaintegra, Dr. Matías Pinedo, las personas sufren cambios de estados anímicos que son esperables y que, muchas veces, forman parte de una reacción a eventos dolorosos, como por ejemplo, perder a un ser querido. “La depresión, en cambio, es una enfermedad del ánimo, que tiene una mayor intensidad y que perdura en el tiempo a pesar de que las condiciones del ambiente cambien y volvamos a la estabilidad”, explica el especialista.
Este mal tiene un componente genético y otro ambiental, caracterizándose por una combinación de síntomas que interfieren en la capacidad de trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de las actividades que antes resultaban placenteras. “Sus principales síntomas son la tristeza, sentimientos de culpa, alteraciones del sueño, cambios en el apetito, disminución del deseo sexual, ideas relacionadas con la muerte y dificultad para concentrarse”, asegura el Dr. Pinedo.
La importancia de tratarse
La depresión es una enfermedad que tiene tratamiento garantizado por el GES (Garantías Explícitas en Salud), que constituye un conjunto de beneficios garantizados por ley para las personas afiliadas a Fonasa e Isapres, y que actualmente cubre 80 enfermedades.
De acuerdo a lo expuesto por el psiquiatra de Centros Médicos Vidaintegra, las patologías de la esfera de la salud mental son las más complejas de aceptar, por eso muchas veces los pacientes no piden ayuda profesional. “Es importante buscar una solución a este mal, dado que si no se trata, puede presentarse de forma recurrente en el tiempo y perjudicar la relación del paciente con su entorno, además de debilitar la propia autoestima y la percepción de eficacia sobre sí mismo”, asegura el facultativo.
Esta enfermedad, que es más común en mujeres que en hombres, se trabaja a través de fármacos y tratamiento psicológico. Este último, basado en aspectos cognitivos-conductuales y la terapia interpersonal. “Dependiendo de la gravedad y preferencia del paciente, puede ocuparse cada uno de estos por separado, o combinarse”, concluye el profesional.
Cómo acceder al GES
De acuerdo al Subdirector Médico de Centros Médicos Vidaintegra, Dr. Leonardo García, el GES define cuatro garantías; acceso, calidad, protección financiera y oportunidad. “Primero, el paciente debe ser notificado de que padece alguna de las enfermedades definidas por la Ley GES 19.966. Esto, a través de un profesional de la salud idóneo. Luego, el paciente deberá acudir a la aseguradora de salud que le corresponda; una sucursal de su isapre o algún centro de salud en el caso de ser paciente FONASA”, explica el especialista, quien aclara que si bien las personas no están obligadas a hacer uso del GES, el médico siempre debe notificar al paciente de este beneficio.
En caso de que la persona sea afiliada a una aseguradora de salud privada, le asignarán un médico o institución que entrega la prestación GES. Se le dejará una indicación, que puede ser una receta con medicamentos que tiene cobertura para su patología. Con la receta, en el sistema privado, el paciente podrá retirar los fármacos en alguna de las redes de farmacias en convenio con la aseguradora. Cada uno de estos retiros se asocia a un copago máximo mensual, definido por el GES en su parte “Protección financiera”. El Dr. García asegura, que este proceso podrá variar de acuerdo a la enfermedad que padezca la persona.
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