Se refiere a un trastorno del estado de ánimo asociado con el embarazo y al período posterior a haber dado a luz. Según los expertos, entre el 10 y el 15% de la población femenina sufre este mal.

Socialmente se considera que ser madre es siempre una alegría tanto para la mujer que da a luz como para su entorno más cercano. Por ello, para muchos es difícil entender por qué una mujer se puede deprimir después de tener un hijo. Sin embargo, esta es una situación que se puede desarrollar y que, en la mayoría de los casos, su comienzo es gradual dentro de los tres primeros meses del postparto.

Según el psiquiatra de Centros Médicos Vidaintegra, Dr. Agustín Núñez, las causas de este trastorno son las mismas que para otras enfermedades del ánimo. “Entre los detonantes psicosociales de mayor riesgo para este mal, se encuentra la carencia o poco apoyo social, la insatisfacción o poco apoyo conyugal, eventos vitales negativos como la muerte de familiares, problemas económicos y la pérdida del empleo”, asegura el especialista.

Las mujeres con antecedentes de depresión, historia familiar de trastornos del estado del ánimo, o de depresión durante su actual embarazo, son las que tienen un mayor riesgo de padecer depresión postparto. “Aquellas con historia previa de depresión o psicosis postparto, tienen un riesgo de recurrencia de hasta un 90%”, precisa el profesional.

Síntomas

  • Agitación e irritabilidad.
  • Cambios en el apetito.
  • Sentimiento de culpa.
  • Sentirse retraída o desconectada.
  • Falta de placer o interés en la mayoría de las actividades.
  • Pérdida de la concentración.
  • Pérdida de energía.
  • Problemas para realizar las tareas en el hogar o el trabajo.
  • Ansiedad.
  • Pensamientos de muerte o suicidio.
  • Dificultad para dormir.

Atención con estas sugerencias

  • Solicitar a la familia y amigos ayuda con las necesidades del bebé y el hogar.
  • No esconder los sentimientos. Hablar acerca de ellos con compañeros, familia y amigos.
  • No hacer cambios mayores en la rutina de vida durante el embarazo o inmediatamente después de dar a luz.
  • No intentar hacer demasiado o ser perfecta.
  • Tomarse tiempo para salir y visitar a los amigos.
  • Descansar lo que más se pueda y dormir cuando el bebé esté durmiendo.
  • Hablar con otras madres o unirse a un grupo de apoyo.

Es fundamental el diagnóstico y la intervención terapéutica tempranas, para evitar un mayor compromiso funcional en la mujer, que afecte sustancialmente la atención y cuidados que deben dársele al niño(a), en este periodo temprano y de absoluta dependencia de su madre. “El tratamiento debe ser acorde a la patología anímica de base, pero en general, debe incluir estrategias psicoeducativas, psicoterapéuticas individuales, de familia, y de tipo farmacológico, en casos más severos”, concluye el doctor Núñez.

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