Por Caro Yañez, Psicóloga Organizacional y Autora de Crescendo Colaborativo.
Hace unos días una amiga, que iniciaba recién una nueva experiencia laboral, se encontró con la siguiente situación durante la primera reunión que tuvo con su jefe. Él le preguntó: ¿Qué no debería hacer yo, para que seas feliz en este nuevo trabajo?
Ella quedó gratamente sorprendida ante tremenda pregunta; no es para menos, ya que es una interrogante inusual, directa y valiente; cargada además de un gran nivel de consciencia emocional y porque además muy probablemente el porcentaje de jefaturas que lleguen a este nivel, particularmente en una etapa de vinculación inicial es bajísima. Esta no era una pregunta cualquiera, sino que representó la “entrega de una llave” para abrir desde ese momento una relación basada en la franqueza sin adornos.
Aplaudo de pie, a este tipo de jefaturas, que rompen en molde, que se exponen sin miedo y que en vez de preguntar ¿Qué puedes hacer por nosotros? ¿Cuál será tu aporte?, puedan generar una experiencia del tipo ¡Wow! desde el primer día, preguntando algo como esto: ¿Qué no debería hacer yo para que tu experiencia en esta empresa sea memorable? Por favor, si saben de una jefe así ¿me lo presentan?
Bueno, más allá de mis propios anhelos, vuelvo a esta historia, para conectarla con la teoría. En la psicología positiva existe la teoría de la Indagación Apreciativa y su autor David Cooperrider, señala “que las organizaciones florecen cuando sus líderes enfocan la atención en lo que funciona, en lo que genera vida, en lo que vale la pena expandir. Y eso parte con preguntas poderosas, genuinas y abiertas, tal cual como en este caso.
¿Y por qué es trascendental este tipo de relacionamiento, tan directo, tan genuino y consciente desde un jefe hacia su colaborador? Por varias cosas, que te explico a continuación:
- Porque abandona su coraza y su poder invitando a co-crear. Está diciendo “no me las sé todas” y lo anterior genera un puente poderoso de confianza y credibilidad, diseñando inmediatamente una relación basada en la seguridad psicológica.
- Porque da cuenta de su tipo de liderazgo, que no se sustenta desde el control, sino desde la apertura. “Cuento contigo, cuentas conmigo”. Se hace responsable del impacto directo en el bienestar de su equipo.
- Porque se muestra vulnerable, abandonando el ego inflado (poder + ego inflado=pésima combinación). Reconoce que para que todo avance es él quien debe “servir, ayudar, movilizar” para que las metas propuestas de todo el equipo sean alcanzadas. Reconoce que un jefe no es quien sólo supervisa y “pasa la cuenta”, sino quien se involucra y da el ejemplo.
Las empresas deberán como medida de éxito y diferenciación, focalizarse en replantear el valor que existe en este tipo de relaciones constructivas, empáticas, humildes, con egos calibrados y donde prima el “quiero hacer las cosas bien, por eso te pido que me ayudes a lograrlo”.
Y como decía Peter Drucker: “El líder del futuro será alguien que sepa hacer las preguntas correctas más que tener todas las respuestas.”








