La vida diaria con todo su ajetreo, el trabajo, la casa, los hijos, las responsabilidades, hace que olvidemos la importancia de actos tan simples como respirar, que son esenciales para la vida.

Claro, si no respiramos nos morimos, pero este acto tan sencillo y que se realiza de manera inconsciente, tiene millones de beneficios -muchas veces desconocidos- y que son muy importantes para el buen funcionamiento de nuestro organismo.

Cuando respiramos estamos oxigenando cada una de las células de nuestro cuerpo, aumentando nuestra energía y restableciendo el equilibrio emocional, sobre todo cuando se pasa por momentos de estrés, rabia, pena o angustia. La respiración nos ayuda a poder manejar y controlar nuestras emociones.

Quienes respiran bien, tiene menos posibilidades de enfermarse, aumentando su capacidad de concentración y fortaleza física, de hecho la medicina más tradicional china utiliza la respiración como tratamiento para varias enfermedades, contribuyendo a que el individuo recupere la normalidad.

Los expertos en esta materia señalan que es necesario crear hábitos respiratorios, donde se esté atento a la acción de inflar los pulmones desde la nariz y se elimine la mala costumbre de hacerlo por la boca.

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Algunos ejercicios que puedes hacer para saber si estás respirando correctamente son los siguientes:

Si estás de pie, pon una mano en tu pecho y la otra en tu estómago y respira como siempre lo haces. Si ves que la mano que primero se mueve es la del pecho, quiere decir que estás respirando mal y no te estás oxigenando bien.

Para tranquilizarse se recomienda tomar lentamente aire por la nariz, aguantar un instante, e ir eliminándolo lentamente por la nariz. Repetir unas cinco o diez veces.

También es buena práctica inhalar aire por la nariz en cuatro tiempos, aguantar unos instantes, y expulsarlo por la nariz en cuatro tiempos.

 

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