La publicación es una invitación a descubrir todo lo que las urbes tienen por ofrecer y de paso abrir el apetito por leer en los niños.

Por Rebeca Ubilla M.

 La añoranza de cuando salía con su abuelo a descubrir la ciudad  junto con su fascinación por las  urbes fue lo que llevaron a Rosario Palacios -socióloga y periodista de profesión- a escribir el cuento infantil ¡A Descubrir la Ciudad!, una historia que se gestó en los días de pandemia cuando  en el interior de su hogar dio rienda suelta  a una historia que por años había rondado en su cabeza.

 En el relato, -publicada por Editorial Mis Raíces y que cuenta con ilustraciones de Marcelo Escobar- Ana y Carlos acaban de llegar a vivir a una ciudad. La miran con extrañeza recordando su pueblo. Pero un recorrido muy especial por este nuevo lugar los hará querer conocerlo más y disfrutar sus barrios, calles y vida cotidiana.

 Para conocer más de este relato, conversamos con su autora:

-¿Qué te llevo a escribir un cuento infantil?

Esta historia la conté primero, sin haberla escrito, en el jardín infantil de mi hija, cuando ella estaba ahí. Invitaban a papás y mamás a compartir algo y yo inventé este cuento sobre ciudad, era algo distinta esa versión, y llevé distintos objetos para ir ilustrando el cuento. Les gustó mucho y desde ese tempo, hace como 10 años, que tenía ganas de escribirlo para hablar sobre la ciudad a niños y niñas.

-¿Cómo nace la historia?

-El cuento original nació de mis ganas de compartir esta fascinación mía por lo urbano con los niños, porque así lo hizo mi abuelo conmigo, él era el que me llevaba de paseo al centro de Santiago, a los cerros, al metro. Y después, como se me había quedado la idea en la cabeza, en pandemia, lo escribí. La primera versión en el contexto del encierro era triste, era un paseo mental por la ciudad a la que ya no podíamos ir porque estábamos en cuarentena, muy nostálgica. Mis hijos que son mis editores la encontraron una lata, me dijeron que tenían que pasar cosas, y así fue como busqué una historia donde hubiera algo de acción.

¿Qué buscas con la historia? ¿Qué esperas?

-Como te decía, esta historia busca abrir el apetito por conocer y luego, entender lo urbano. Las grandes ciudades tienen características particulares, y este cuento apunta a mirarlas con curiosidad. Me gustaría que la mediación que se haga de este cuento vaya mostrando las distintas facetas de las grandes ciudades a los niños: la calle principal, los edificios institucionales, los lugares de comercio, el tráfico, los espacios públicos, la geografía natural incorporada al entramado urbano como el río y los cerros.

 Indirectamente también se muestran las tradicionales figuras modernas del paseante urbano (flâneur) y la deriva (dérive), a través del padre y los niños que se pierden en la ciudad de manera no programada ni utilitaria. En este cuento también incluí las dos principales formas de representar la ciudad, el corte y el plano, a través de la experiencia peatonal y aérea de los personajes. Todos esos elementos pueden servir para que niños y niñas se vayan adentrando en sus ciudades, les interese mirar un plano de ellas, y quieran ir a conocer distintos lugares.   

-¿Seguirás explorando en la narrativa infantil?

-Me gustaría, siempre que tenga una buena historia. Un cuento es siempre un punto de partida para lindas conversaciones, y sobre todo, para instalar el hábito de la lectura en niños y niñas. El leer no puede ser una tarea, por eso los niños y niñas que lo hacen por gusto buscan libros que les motiven y de los que no tengan que dar una prueba después.  Así que si se me ocurre algo que crea que les pueda interesar, lo escribiré.

-¿Qué temáticas te gustaría explorar?

A mí me gustaría seguir contando historias sobre ciudad. ¡En las ciudades pasan tantas cosas! Y ocurren ahí por algo, no serían los mismos cuentos si no hubieran sucedido en un barrio, en la micro, en la calle.