La primera recomendación que hacen los profesionales de la salud ante patologías como la hipertensión arterial es, antes de buscar un embarazo, acudir al doctor para conocer el estado de salud general y comenzar con todos los cuidados previos. De esta forma se logrará identificar el mejor momento y estar en mejores condiciones cuando éste ocurra, porque si bien la hipertensión arterial no es impedimento para embarazarse, sí requiere de un cuidado y riguroso control previo y durante todo el proceso de gestación. Se trata de un embarazo llamado de alto riesgo, es decir, en el que tanto la madre como el futuro bebé tienen una mayor probabilidad de enfrentar alguna complicación.

Según el doctor Andrés Carvajal, especialista en medicina reproductiva de IVI Santiago, “una hipertensión arterial que no está controlada puede aumentar la probabilidad de un síndrome hipertensivo del embarazo, como la preclamsia. Esto conlleva riesgo para la madre y el hijo. Es por ello que es fundamental un control de la patología hipertensiva pre-embarazo”.

Cuidados para mantener la hipertensión controlada

Así como una diabética debe llevar un estricto control de sus glicemias durante el embarazo, las mujeres hipertensas deben tener un aparato en casa para controlar diariamente su presión, además de cumplir estrictamente con la ingesta de medicamentos prescrita por el especialista.

La alimentación también juega un rol fundamental durante este proceso. “Es importante que la ingesta de sal esté controlada, y la embarazada siga una dieta rica en fibras y proteínas sanas que están en el huevo, pollo, pescado, legumbres y nueces. Esto combinado con una buena hidratación”, agrega el doctor Carvajal.

Se recomienda evitar los alimentos enlatados, como los pescados o frutas en conserva por su alto contenido en sodio; también los embutidos como salchicha, salame o chorizo, y los productos azucarados y ricos en grasas saturadas, ya que contribuyen a un alza en la presión arterial.

Como la actividad física siempre es recomendable, algunos de los ejercicios aeróbicos que sí es posible realizar son caminar, trotar, andar en bicicleta, nadar o bailar, siempre bajo control del médico especialista.