Mucho se ha dicho sobre unos movimientos conocidos como “ejercicios de Kegel”, creados a mitad del siglo pasado por el ginecólogo Arnold Kegel, quien fue el primero en describir el funcionamiento de esos músculos, también llamados “músculos de Kegel” y que, básicamente, son la contracción de los músculos del piso pélvico.

La “contracción voluntaria” de la musculatura del piso pélvico resulta beneficiosa para prevenir y tratar disfunciones como la incontinencia urinaria, de heces o gases, y el prolapso genital, entre otras afecciones.

Es por esta razón que, frecuentemente, en la consulta se recomienda a las pacientes practicar estos ejercicios de manera rutinaria, para alcanzar su máximo potencial, y mantener en buen estado las cualidades físicas de los músculos como la fuerza, la resistencia y el tono. Sin embargo, como todo entrenamiento muscular, es necesario conocer la forma correcta de realizar el movimiento a nivel de ésta zona para evitar lesiones o aumentar el grado de disfunción.

Comúnmente, algunos de los pacientes que llegan al CentroMiintimidad para iniciar entrenamiento muscular del piso pélvico tienen la ERRÓNEA idea de que contraer repetidamente estos músculos cuando están orinando es la manera adecuada de ejercitarlos. Y, me he visto en la obligación, de desmentir una y otra vez esta teoría ya que, si bien contraer el músculo para cortar la caída de la orina es el resultado de una contracción voluntaria del piso pélvico, interrumpir la micción es lo peor que se puede hacer.

Imagínense que la vejiga actúa igual que un globo que se llena de agua y los músculos del piso pélvico son los que cierran con fuerza la boquilla del globo para evitar el escape del agua. Ahora, cuando se realiza la micción, el piso pélvico se relaja para permitir que salga toda la orina y la vejiga se contrae con gran fuerza para evacuar todo el contenido, por lo que el flujo de orina sale con una presión muy alta.  Si durante la evacuación del potente flujo de orina, se contraen los músculos del piso pélvico para cerrar la salida, entonces la orina rebotará en el punto de cierre y tenderá a devolverse por el tracto urinario, pudiendo causar infecciones urinarias, y en los casos más graves, daño renal.

Durante el desarrollo de las actividades de la vida diaria muchas veces al día puedes llevar a cabo la contracción del piso pélvico. Por ejemplo, al subir o bajar escaleras, al cargar peso, al toser o al reírse pero NUNCA se deben practicar durante el proceso de vaciamiento de la vejiga.

Debido a que la zona del piso pélvico es muchas veces desconocida y poco trabajada, es que en Centro Miintimidad realizamos un entrenamiento personalizado y dirigido a cada paciente  para garantizar la correcta ejecución de la contracción, y sin compensación con otros grupos musculares. Además, como especialistas en el área, nos preocupamos de enseñar a los pacientes la integración de la contracción durante actividades funcionales para asegurar que el movimiento de esta zona forme parte del movimiento corporal diario.

Carolina Silva G., Kinesióloga especialista en disfunciones del piso pélvico Centro Miintimidad

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