• Ad portas de la celebración del día del padre, analizamos índices que evidencia la ausencia del progenitor en muchos hogares locales.
  • La psicóloga Claudia Badilla, de Clínica Ciudad del Mar, nos habla sobre los efectos negativos de este fenómeno que persiste en nuestra sociedad.

Sin duda el “Día del Padre” es una fecha de celebración, para compartir en familia, donde los hijos más pequeños fabrican sus propios regalos, mientras lo hijos e hijas adultos comparten del almuerzo familiar de día domingo entregando algún souvenir, para celebrar la presencia y la historia junto a este hombre tan importante en sus vidas.

Pero también existe otra cara de la moneda no tan positiva y contraria al progenitor comprometido, presente desde el nacimiento y coherente con el rol que debe cumplir como el articulador de la relación entre el infante y el mundo exterior.

Hablamos de los padres ausentes, una realidad en Chile que según la psicóloga de Clínica Ciudad del Mar, Claudia Badilla, puede generar efectos negativos en la vida adulta de aquellos niños que viven en hogares monoparentales. “El padre contribuye a la motivación del hijo para relacionarse con el exterior, explorar y experimentar  con el mundo,  en apoyar al hijo a ir descubriendo y perfilando sus intereses”, afirma destacando la importancia de la figura paterna.

A pesar que en nuestro país no existen índices concretos sobre cuál es la tasa actual de niños y niñas que viven en un hogar con un padre ausente, algunas investigaciones han dado cierta respuesta a ésta, con información que comienza durante los primeros años del siglo pasado.

De acuerdo al informe titulado: “Tuición y derecho de visita en Chile”, publicado por la Pontificia Universidad Católica, “durante la década del 20 los nacimientos fuera del matrimonio están por encima del 36%; en los 30 hay un descenso progresivo; en 1949 alcanza un 20,9% y en 1953, un 17,2%. Los años 60 comienzan con una cifra levemente inferior al 16%. Sin embargo, a partir de 1970, los nacimientos fuera del matrimonio empiezan a crecer de nuevo”.

Estos antecedentes reafirman su aumento con datos aportados por el estudio de la Universidad Austral de Chile titulado: “Crianza de los hijos: ¿la responsabilidad solo de la madre?, el que describe que en nuestro país un 50,2% de los nacimientos está ocurriendo fuera del matrimonio, con un alto índice de hogares monoparentales y porcentajes de rupturas y separaciones”, las que favorecen las condiciones para muchos niños o niñas chilenas crezcan solo con la figura materna en forma presencial.

Consecuencias del padre ausente

Según la especialista Claudia Badilla, “el psicoanálisis postula que la presencia del padre facilita procesos de diferenciación e individuación, favorece el proceso de tipificación sexual. El padre, de acuerdo a Freud, es un representante de la ley, participa en la formación de estructuras importantes en la regulación de la conducta y adaptación a la sociedad”.

El enfoque cognitivo conductual, otro punto de vista del problema desde la psicología, plantea que a partir de las experiencias  de los niños, se van formando creencias y aprendizajes que influyen en su comportamiento, desde la forma en que se perciben las situaciones, pensar, emocionarse y actuar. “Una experiencia positiva con el padre aporta en la formación de estilos de comportamiento que facilitan la adaptación a lo largo de la vida”, precisa Claudia Badilla.

Según relata el psicólogo alemán Erich Fromm en su libro “El arte de amar”, el infante necesita el amor incondicional, pues tiene relación con la autoestima y confianza en sí mismo, los demás y el mundo. El niño necesita guía paterna, un concepto que la especialista de Clínica Ciudad del Mar profundiza al afirmar que “el padre tiene un rol fundamental en la socialización, traduce las normas y funcionamiento social, vinculándolo con el entorno y la cultura”. Por esta razón – agrega – “ayuda a descubrir y desarrollar habilidades para adaptarse al mundo externo, aportando desde un enfoque práctico y racional”, agrega.

Los motivos tras la ausencia

La ausencia del padre responde en nuestro país a diversos factores, entre los cuales se encuentran el rechazo al hijo o hija, muerte prematura del padre, indiferencia o problemas de comunicación. “Esto puede crear para el niño un contexto de privación afectiva, cognitiva y física, que no favorece que se desarrolle de manera saludable desde el punto de vista psicosocial. Se expresa de manera diferente en las distintas etapas del desarrollo”, explica la psicóloga.

Esto se traduce en trastornos del comportamientos, entorpece el desarrollo de hábitos, adquisiciones cognitivas y motrices en  niños pequeños. En pre-escolares y escolares se relaciona con ansiedad (temores fóbicos), fantasías de abandono tendencia a la auto-culpabilización, sentimientos depresivos, dificultad en las relaciones sociales, entre otras consecuencias.