Cuando la causa de un trastorno físico tiene su origen en la mente, hablamos de la somatización de una enfermedad. Andrea Godoy, psicóloga de Clínica Bupa Santiago, explica quiénes son más propensos y cómo abordarlo.

Cuando las personas estamos pasando por situaciones de alta presión, estrés o preocupaciones excesivas, el cuerpo puede manifestar señales que dan cuenta de esa saturación. Se trata de trastornos psicosomáticos, que deben atenderse para evitar que ese estado mental empeore y los malestares se vuelvan más intensos.

“El fenómeno de la somatización sucede producto de la interconexión entre la mente y el cuerpo. Cuando la persona está expuesta a estrés prolongado, pensamientos negativos, emociones desreguladas y ansiedad, se libera cortisol y adrenalina, hormonas que son responsables de desencadenar una serie de respuestas físicas”, explica Andrea Godoy, psicóloga de Clínica Bupa Santiago.

De acuerdo con lo que indica la especialista, estas señales pueden manifestarse como dolor en el pecho, tensión muscular, dificultad respiratoria, trastornos gastrointestinales, dolor de cabeza, fatiga, alteraciones del apetito y peso, síntomas urogenitales, insomnio y síntomas cardiovasculares, entre otras.

Candidatos más comunes

Si bien esto puede ocurrirle a cualquier persona, la experta describe el perfil de las personas que son más propensas a somatizar:

●        Tienen alta tendencia a la preocupación y ansiedad.

●        Suelen cumplir estándares de perfeccionismo y autoexigencia.

●        Han experimentado eventos traumáticos, ya sea en el pasado o presente.

●        Tienen dificultad para expresar sus emociones de forma abierta o directa.

●        Tienen autoestima baja o falta de confianza en sí mismos.

●        Están constante y excesivamente preocupados por su salud, presentando hipocondría.

●        Son muy impacientes, competitivas y con foco orientado a la meta, olvidándose del equilibrio en diferentes áreas.

“Es importante prestar atención a las molestias, porque las personas no están fingiendo sus síntomas, sino que realmente los perciben y pueden llegar a ser muy intensos. En caso de que persistan en el tiempo, es importante solicitar ayuda profesional de salud para una evaluación, pesquisa o descarte de patologías e iniciar un tratamiento integral”, explica Andrea.

Herramientas para su manejo

La psicóloga agrega que existen técnicas y herramientas que se otorgan al paciente para manejar las emociones, aliviar el estrés, la ansiedad y poder tomar consciencia de aquello que gatilla la desregulación emocional.

“Dentro del contexto de baterías de herramientas psicológicas, por ejemplo, trabajamos desde la autoconciencia emocional, aprendiendo a reconocer los pensamientos que puedan desencadenar la mantención del estrés. Ayudamos a la persona a que pueda expresar la emoción, hablar en un lugar seguro, sin crítica y sin juicio para atender aquellas preocupaciones y miedos que subyacen y no siempre se hablan, evitando que sea el cuerpo el que termine somatizando el dolor emocional”, sostiene.

Dentro del contexto del manejo terapéutico en psicoterapia, la especialista añade que se abordan hábitos de autocuidado; habilidades de afrontamiento; terapia cognitivo conductual, terapia dialéctico conductual, mindfulness y muchas otras. “Lo importante es que, ante la duda, las personas consulten con un especialista, pues hay muchas herramientas y técnicas para ayudarlos”, sostiene Andrea Godoy.