• Estudios demuestran que si bien los índices disminuyen en relación a enfermedades provocadas por este mal hábito, surgen nuevas patologías a causa de este dispositivo ideado en 1968 y de amplia difusión en Chile desde su llegada al país en 2010.

Cuántas veces hemos escuchado a familiares, amigos e incluso a nosotros mismos diciendo “mañana sí que sí dejo de fumar”. Una frase repetitiva, tan así como las veces en que un fumador recae luego de pronunciar tan inestable deseo por dejar de fumar.

Varios son los tratamientos médicos que existen para solucionar el problema, siempre desde la disposición y ganas del paciente por dejar el cigarrillo, según detallan los especialistas médicos.

No obstante, desde 2010 hasta ahora, una nueva alternativa surgió desde el mercado. Hablamos del famoso cigarrillo electrónico, que al igual que un cigarrillo normal, satisface la necesidad de nicotina del adicto, según detalla el neumólogo de Clínica Ciudad del Mar, Dr. Jaime Leyton.

“El principio de su funcionamiento es la vaporización de un líquido que contiene Propilenglicol, entre un 80 a 90%, Nicotina entre 6% y 0,1% Glicerol y otras substancias aromáticas en cuantía mínima”, precisa el especialista, quien agrega detalles desconocidos del funcionamiento de estos “aparatos milagrosos”.

“La vaporización se consigue gracias a una batería que eleva la temperatura a 60 grados y un microprocesador que activa un nebulizador e inyecta minúsculas gotitas del líquido en el aire que fluye”, destaca el especialista, sin dejar de mencionar que los formatos de estos dispositivos son cada vez más atractivos para los compradores-fumadores, como variedades de colores e incluso en encendido en la punta un LED de color inicialmente naranja, simulando la combustión.

¿Libres de enfermedades?

Sin embargo, y a pesar que los índices de consumo de nicotina y de otros componentes nocivos como el alquitrán, por ejemplo, los cigarrillos electrónicos esconden un lado más oscuro, que no ilumina tanto como la punta led que los caracteriza.

De acuerdo a los antecedentes que maneja el especialista de Clínica Ciudad del Mar, el cigarrillo electrónico es otra forma de aspirar un vapor que contiene nicotina en dosis variable y que se puede medir, pero que no significa una solución real al problema. “Actualmente la industria está haciendo énfasis en su utilización, como una alternativa a los distintos procedimientos para dejar de fumar y eso es incorrecto. No existen trabajos científicos controlados (excepto uno) que demuestre que el uso del cigarrillo electrónico detenga el hábito tabáquico en las personas”, agrega.

Pero un detalle fundamental que muchas veces se omite desde el mercado, son los efectos colaterales que implica el uso de un cigarrillo electrónico. Según el Dr. Jaime Leyton “es cierto que el uso del cigarrillo electrónico disminuye en forma importante la aspiración de las substancias toxicas y cancerígenas que tiene el cigarrillo y el tabaco. Pero también se ha descrito la presencia de varias substancias cancerígenas en el cigarrillo electrónico. Una de ellas es la Nitrosamina”, afirma el especialista, quien es claro al rebatir a los defensores del cigarrillo electrónico, quienes hacen hincapié en que la cantidad existente es muy inferior al encontrado en el cigarrillo normal.

Pero los aspectos negativos del cigarrillo electrónico, hasta ahora desconocidos, van más allá, según la opinión del médico neumólogo, quien afirma que “otro hecho negativo del cigarrillo electrónico es que se han reportado enfermedades producidas como neumonía lipoidea, que ha despertado gran controversia sobre todo en España”.

Pero si bien el cigarrillo electrónico no se presenta como una alternativa de solución que, de igual manera puede traer consecuencias negativas, los especialistas concuerdan en que el consumo de cigarrillo electrónico en bajas dosis de nicotina, es una alternativa de uso para las personas fumadores que no pueden dejar el hábito tabáquico, pues en este caso, disminuyen notablemente la dosis de nicotina y también disminuyen los riesgos de la inhalaciones de las otras substancias cancerígenas del cigarrillo.

Es por eso que el Dr. Jaime Leyton es claro en recomendar fijarse en las consecuencias médicas de estos aparatos, por encima de las ventajas sociales. “Hemos visto que el uso del cigarrillo electrónico sirve para: seguir fumando nicotina, pero en esta forma no se contamina el medio ambiente, no hay “vapeadores” secundarios; por lo tanto la persona podría fumar en recintos donde no se puede consumir el cigarrillo normal. Como no hay combustión no aparece el olor característico del tabaco y la persona no es detectada, siendo el otro argumento utilizado por los defensores de su uso”.