La sicóloga y artista visual, se encuentra exponiendo en el GAM una de sus últimas esculturas: Madonna, una obra de gran formato que representa la energía femenina y masculina que todos tenemos. Pero el trabajo de Daphne va más allá y es una integración completa del coaching y el arte. Te invitamos a conocerla.
Por Rebeca Ubilla M.
Entrar en el mundo de Daphne Anastassiou es ingresar a un mundo de color, de expresión de emociones, de un todo que envuelve y abraza… y así es ella, una artista visual y sicóloga, quien trabaja en torno al desarrollo del potencial humano y expansión de conciencia.
La veta artística le viene del seno de su familia -de ancestros griegos- de una madre orfebre y un padre también con inclinaciones artísticas. Entraba al taller de su mamá y “siempre estábamos haciendo cosas con las manos”, dice.
Pero Daphne también fue precursora en el campo del coaching y la asesoría organizacional. De hecho, en el 2000 lanzó su libro “Somos amor”, publicación que junto a diversas metodologías y talleres han invitado a liberar creencias limitantes y confiar en la creatividad que posee cada persona para disfrutar la vida de manera plena.
Tras varias muestras -es representada por Colette Dubois Gallery, Paris- y producción pictórica y de esculturas, hoy nos presenta a Madonna, una de sus últimas esculturas que acaba de ser emplazada en el Centro Cultural Gabriela Mistral.
-¿Hace cuánto tiempo te dedicas a las artes plásticas?
-Mi mamá se dedicaba a las joyas -entregaba a Cartier, entre otros- y tenía un taller en la casa y yo cuando era chica iba a acompañarla, entonces estábamos haciendo cosas con las manos. Así cuando tuve que ver qué estudiar me gustaba arte, sicología y periodismo. Me encantaba estar con la gente, conocer a las otras personas (que es lo que tiene que ver con el periodismo), me gustaba entender, ver más allá, el por qué pasaban las cosas, comprender las relaciones humanas (que es lo de sicología y la parte artística me producía un placer enorme, los colores, la figura todo.
Algo importante fue que hice mi último año de colegio en Grecia, fue un tiempo muy lindo en que conocí otra cultura.
-¿Cómo te marcó de tu estadía en Grecia?
-Fue de los tiempos más lindos de mi vida, -tenía 16 años- porque conocí otra cultura, me abrió los ojos. Yo venía de un colegio como es el Villa María (católico, sólo de mujeres hasta hoy) y allá era hombres y mujeres juntos , un colegio americano, internacional. Me encantaba que había una orquesta, que en las clases de arte había de todo para elegir lo que podías hacer, había una biblioteca y yo lo único que quería era ir en el recreo para allá… había todo tipo de gente, todo tipo de razas y eso me encantó!… fueron épocas preciosas. Luego estuve en un college en Inglaterra, donde me encantaba la literatura y tuve mucho contacto con la naturaleza y me tocó conocer otra realidad.
-¿Cómo fue tu aterrizaje en Chile
-Hice toda la convalidación de sicología en la Universidad (Católica). Fue difícil porque los profesores sentían que yo sabía todo pero también fue un desafío… pero el arte siempre estuvo presente.
-Tras tu desempeño profesional como sicóloga en empresas y tu consultora, además de tu constante producción artística, ¿En qué dirías que estás hoy?
-Hoy estoy dando talleres a empresas de desarrollo de potencial humano y en todo lo que es mi producción artística. El arte siempre estuvo presente en estos talleres, porque somos seres espirituales, mentales y físicos, siempre he trabajado a la persona como un todo holístico. Estuve muchos años trabajando para empresas y luego formé mi propia consultora, pero el arte me llamaba por todas partes.
-Entonces pese a tu trabajo como sicóloga el arte es algo que convivía contigo…
-El arte me llamaba por todas partes y yo creo que la parte interna se refleja en todo, son los dos hemisferios. A mi me produce placer estar frente a una tela blanca, empezar a jugar con los colores y empezar a poner en la tela todo este mundo que hay dentro…. El arte abre campos, habla de las diferentes dimensiones de la persona, de que las personas somos energías no tenemos forma, de la interacción, del amor.
-Si hablamos de inspiración para tus obras, ¿diríamos que se relaciona con lo que te pasa a ti, lo que te rodea?
-Diría que es lo que pasa a través de uno, yo siento que uno es un canal del universo. Diría que el amor me inspira, mi pareja, mi familia, estar viva… todo, soy una agradecida de la vida.
¿Cuándo llega la escultura?
-Empecé la escultura en el 2014, cuando quería sacar de los cuadros las esculturas, estas personas que deambulaban por ahí y tenerlas más cerca. Ahí mi esposo me ayudó y empecé a juntar maderas y nace mi primera escultura, la que se llama árbol de la vida, que es la energía femenina, masculina, la divinidad, la naturaleza y luego nace mi segunda escultura que es Joy, que es caminar de manera integral con las energías, pero con alegría. Es tan importante ir con alegría y gratitud por la vida.
-Cuéntame de la escultura Madonna que se expone hoy en el GAM…
-En la Madonna están representados mis dos hijos y una guagüita que perdí y en ella quería representar los valores de la energía femenina, que tenemos la mujeres y los hombres, porque todos tenemos energía masculina y femenina… si ves, la madona protege, cuida, abraza, entonces el mensaje que yo quería dar era que para poder darlo para fuera, primero tenemos que darnos y acogernos a nosotros mismos, cuando somos vulnerables, cuando tenemos dolor , miedo, algo que es a cada rato y en general uno está esperando que otros te escuchen y mi mensaje es que la caridad empieza en casa, primero tengo que verme a mi para que yo pueda rebalsar esta energía linda y salga para afuera.