“Cantora antes que cantante, porque cantante es el que puede cantar y cantor el que debe hacerlo”.

Así se definía siempre ella misma, si es que es posible una definición para la voz de América Latina, la voz de los sin voz.

Iba a llamarse Marta Mercedes, pero su padre cambió el primer nombre por Haydée en el Registro Civil. En casa siempre la llamaron Marta.

El 31 de enero de 1965 y con casi treinta años de vida, de la mano de Jorge Cafrune, nació para siempre el nombre de la voz folklórica argentina en el Festival Nacional de Folklore de Cosquín. Esa ocasión marcó el nacimiento de la gran artista popular en que se convirtió después a nivel mundial.

La Embajadora de Buena Voluntad, se dedicó a colmar teatros durante toda su vida, sobre todo, a partir de su regreso del exilio, con la vuelta de la democracia a la Argentina.

Y esos discos, que nunca pararán de sonar, tienen como corolario de su nombre el de nuestra voz, más allá de todos los nombres: simplemente… Cantora.

En un nuevo aniversario de su nacimiento, vuelve a escucharla aquí.

“Con miedo no se puede cantar. Vos vivís el momento más glorioso de tu vida cuando cantás; para un artista no hay instante más elevado, más sublime. Todo lo que canto es verdad, todo lo que vivo es verdad. Soñábamos, pero nunca imaginé que la vida me iba a llevar tan lejos”. Mercedes Sosa.