Si algo nos ha recordado y puesto de manifiesto la pandemia es que la vida es un cambio continuo y no podemos hacer nada para controlarlo. La inseguridad y el miedo en los niños y adolescentes también están presentes. El codirector del Diplomado en Neurociencia Educativa que impulsa la Asociación Chilena de Aprendizaje, Joaquín Triandafilide, comparte algunas recomendaciones que docentes, papás y mamás pueden seguir para ayudar a los más jóvenes con la incertidumbre.

  1. Enséñales a conocerse a sí mismos y a sus emociones: a través de preguntas como ¿qué me gusta? Qué me aburre? ¿qué cosas me apasionan? ¿Qué me pasa cuando estoy triste? ¿Por qué reaccioné así cuando me pasó esta situación? Esto les permitirá cuando se enfrenten a situaciones que pueden afectarles, no sorprenderse con sus propias reacciones y llegar mejor preparados.
  2. Vean, escuchen y lean noticias juntos: al hacerlo comenten sobre los hechos inesperados, las situaciones que les preocupan y lleguen juntos a la conclusión de que estamos en un mundo de cambios rápidos y hay que prepararse para vivir en él, sin necesidad de obsesionarse con un tema ni dejar que el temor nos paralice.
  3. Hazles preguntas y permite que ellos las hagan también: motivándoles a hacerse preguntas sobre lo que acaban de escuchar o ver, a buscar respuestas ingeniosas, a indagar y gestionar adecuadamente la información. A desarrollar un espíritu crítico que les permita analizar objetivamente las situaciones, tener capacidad de análisis, razonar y tomar una postura personal.
  4. Acompáñalos en sus propias incertidumbres y cambios: acompañándoles con serenidad y calma, ofreciéndoles confianza y creando pequeñas certidumbres que les ayuden a forjar raíces firmes en casa y un buen desarrollo psicológico e intelectual. Recodándoles a diario que pase lo que pase estaremos a su lado.
  5. Da el ejemplo: cuando seas tú quien deba enfrentar una situación de incertidumbre o cambio inesperado en tu vida sé consciente que te estarán observando y lo más probable es que desarrollen tus mismas actitudes a futuro.
  6. Desarrolla sus competencias personales: ayudándoles a tener una adecuada competencia personal desarrollando una buena autoestima, autonomía y empatía. Potenciando el autoconocimiento, el autoaprendizaje, la responsabilidad y la toma de decisiones consciente. A través de un lenguaje de afirmación positiva ayudamos a trabajar el autoconcepto. Mediante el ejercicio de rendición de cuentas fortalecemos la toma de responsabilidad y por medio de libertad gradual supervisada promovemos la autonomía.
  7. Anímales a hablar de sus propias incertidumbres: incentívalos a hablar sin miedo de la incertidumbre, a compartir la vulnerabilidad y las inseguridades que los cambios les pueden provocar. Asegúrales una buena escucha y confidencialidad con lo que te cuentan.
  8. Muéstrales las oportunidades: enseñándoles a utilizar la incertidumbre como una oportunidad para plantearnos cómo queremos que sea nuestro presente y futuro, para transformar creativamente la realidad, para construir un mundo lleno de valores individuales y colectivos.
  9. Enseña y promueve la solidaridad y la empatía: ayudándoles a desarrollar una inteligencia social que les permita conectar con los demás, creer en el trabajo en equipo, mostrarse disponibles para ayudar a los demás, ayudar a quien lo necesite. Esta es una de las herramientas más potentes contra la incertidumbre y los escenarios complejos de la vida.
  10. Ayúdales a cambiar prioridades y preferir una vida más simple: recordándoles a diario la importancia que tiene ser capaz de valorar lo cotidiano, apreciar la libertad, ser capaz de disfrutar de las cosas simples. Aprender a vivir con menos, a ser agradecido por lo mucho que ya tenemos, a aprender a relativizar el valor de lo material.