Se trata de un cuadro caracterizado por aumentos de la presión arterial y pérdida de proteínas en la orina, a lo que se puede sumar el compromiso de órganos como los riñones, hígado y el sistema nervioso central. En el Día Mundial de la Preeclampsia, Ricardo Díaz, especialista en medicina materno fetal de Clínica Bupa Santiago, nos cuenta más sobre esta enfermedad y la relevancia que tiene controlar los embarazos para detectarla a tiempo.
Este 22 de mayo se conmemoró el Día Mundial de la Preeclampsia, cuadro de hipertensión propio del embarazo que se caracteriza principalmente por aumentos de presión arterial y pérdidas de proteínas en la orina. Junto con esto, se puede dar un compromiso de órganos como riñones, hígado y sistema nervioso central, por lo que exige una rápida atención. Generalmente, se presenta después de las 20 semanas de gestación y solo se resuelve en forma definitiva con el término del embarazo.
“Se trata de una enfermedad compleja, que pone en riesgo tanto la salud de la madre como de su futuro hijo. En general los trastornos por hipertensión en el embarazo complican al 10% de las futuras madres. De estos casos, la preeclampsia da cuenta de un 3 a 5% y afortunadamente un porcentaje menor corresponde a cuadros severos asociados a una mayor morbimortalidad fetal y materna”, explica el ginecólogo Ricardo Díaz Serani, especialista en medicina materno fetal de Clínica Bupa Santiago.
En relación a las señales que se pueden presentar, pueden variar desde muy pocas a muchas. Algunos síntomas que son importantes y que deben hacer consultar a cualquier embarazada son: cefalea (dolor de cabeza), aparición repentina de náuseas y vómitos en la segunda mitad de la gestación, aumento repentino de peso, alteraciones en la visión como puntos luminosos, zumbidos en los oídos, aumento de edema excesivo en las extremidades o cara. También, dolor abdominal en el cuadrante superior derecho o a nivel gástrico. Hay otros síntomas que pueden ser derivados del sistema cardiovascular, como palpitaciones y dificultad para respirar. Una condición muy grave es la presencia de convulsiones (similares a epilepsia) o pérdida abrupta de conciencia, la que se conoce como eclampsia.
Según explica el especialista, las causas son variadas, pero en general llevan a un mal funcionamiento de la placenta, el órgano encargado de oxigenar y alimentar al feto, lo que se traducirá en un cuadro multisistémico. “Este mal funcionamiento de la placenta además se puede traducir en una alteración del crecimiento fetal. Tanto la preeclampsia como la restricción de crecimiento fetal son responsables de un número importante de niños nacidos en forma prematura”, añade el doctor Díaz Serani.
Factores de riesgo
Se han identificado varios factores de riesgo de la preeclampsia, los que se pueden utilizar en una primera instancia para ver qué pacientes tienen riesgo elevado de presentar la enfermedad. Entre ellos destacan:
● Primiparidad (primer hijo).
● Preeclampsia en embarazos previos.
● Presentar hipertensión crónica o enfermedad renal.
● Patologías sistémicas como las llamadas trombofilias (predisposición a hacer trombosis).
● Ser portadora de lupus eritematoso sistémico.
● Embarazo múltiple.
● Historia familiar de preeclampsia.
● Embarazos logrados con técnicas de fertilización in vitro.
● Diabetes mellitus.
● Obesidad
● Edad materna (sobre 40 años).
¿Cómo se trata la preeclampsia?
El tratamiento definitivo de la preeclampsia es la interrupción del embarazo. De acuerdo a lo que explica el doctor Díaz Serani, el momento dependerá de la severidad del cuadro y del compromiso que puede estar teniendo el futuro bebé dentro del útero. “Por ejemplo, en casos severos de preeclampsia tenemos que terminar el embarazo alrededor de las 34 semanas o antes incluso, lo que es importante en cuanto a la prematurez y sus consecuencias. En los casos en que la preeclampsia es moderada y el feto está bien, podemos interrumpir el embarazo a contar de las 37 semanas”, agrega.
En cuanto a prevención, el experto señala que es muy importante embarazarse en las mejores condiciones y para eso es bueno un control preconcepcional, es decir, cuando los padres están planificando tener un hijo. Esto permite hacer una evaluación de factores de riesgo presentes, realizar exámenes específicos, tomar las medidas correctivas según sea el caso y fomentar un estilo de vida saludable.
“Actualmente, existen distintas estrategias que nos permiten identificar a las mamás con más riesgo de desarrollar preeclampsia y restricción de crecimiento fetal. Por eso, el control prenatal con realización de las ecografías Doppler entre las semanas 11-14 y entre 22-25, con los médicos especialistas adecuados son fundamentales en el éxito de una gestación. Tenemos algunas medidas que nos ayudan a disminuir las probabilidades de ocurrencia, como por ejemplo el uso de aspirina en pacientes de riesgo elevado. El llamado a las pacientes es a controlarse, ya que esto será fundamental para la buena evolución del embarazo”, explica el doctor Díaz Serani.