Experta recomienda abordar el tema desde la imaginación y la solución de conflictos
Después de pasar más de dos años en confinamiento por una pandemia que provocó gran temor en la población, el mundo ahora se enfrenta a la guerra de Rusia contra Ucrania. En situaciones tan extremas, es difícil que niños y niñas no capten algo sobre la contingencia; aunque padres, madres y tutores eviten exponerlos a conversaciones o imágenes del tema, de igual forma, los menores de edad pueden enterarse mediante internet o por terceros.
Según explica la psicóloga Claudia Sepúlveda, con experiencia en infanto-juvenil del Centro Monteverde del Parque Comercial Puertas de Chicureo, escuchar palabras como “guerra”, “bombardeo” o “invasión”, por supuesto, tiene una connotación distinta en niños y adultos. “Los primeros viven en un mundo sano, de espacios seguros, donde se juega, se comparte con otros; por lo tanto si ellos oyen de situaciones bélicas pueden llegar a sentir miedo y la sensación de amenaza les afecta su estado anímico. Ahí es importante que los adultos entreguen confianza, seguridad y sosiego”, sostiene la especialista.
Respecto al contexto, la psicóloga añade que si bien los niños y niñas del mundo occidental no viven directamente lo ocurrido en la zona de conflicto, el entorno siempre debe estar atento a lo que los menores de edad consumen en internet o en televisión; más, considerando cómo las consecuencias del covid-19 dejaron un precedente en la salud mental infantil. “La guerra podría reafirmar en los niños la idea de un mundo que quizás no era tan seguro como antes y por lo mismo hay que observarlos para determinar, por ejemplo, alguna respuesta de tipo exacerbada; por otro lado, es necesario saber qué decirles en caso que ellos consulten sobre la situación”, advierte Sepúlveda.
De esta manera, la profesional del Centro Monteverde del Parque Comercial Puertas de Chicureo entrega una serie de consejos para aprender a extrapolar a los menores de edad frente a cualquier temor o sentimiento de angustia que puedan experimentar. “Una buena idea es establecer rutinas de ejercicio y relajación con meditaciones que incluyan la denominada ‘imageniería’, es decir, que los niños imaginen un mundo seguro en el que puedan ver colores, personas tocando instrumentos musicales en un ambiente alegre y sentir olor dulces; esto permitirá que la experiencia compenetre”, señala Claudia en primera instancia.
“Por otro lado, los adultos deben transmitir sensaciones de seguridad y explicarles a los niños que en toda situación de crisis existen grupos que buscan solucionar los conflictos, ya sea entre personas o países. Reforzarles, también, que los hechos son transitorios y que muchos niños y niñas están siendo protegidos en espacios seguros”, complementa.