Seguramente ya hemos visto imágenes de varias celebrities agachándose para hablar con sus hijos, pero es algo que va más allá es una forma de comunicarse con los menores que nos permite comprenderlos mejor y que les da seguridad emocional para el futuro. Quieres saber más? Acá te lo contamos.
Por Rebeca Ubilla M.
Quienes seguimos los pasos de la realeza, nos ha llamado la atención la forma cariñosa y postura física que los duques de Cambridge, Kate Middleton y el príncipe William, utilizan al hablarle a sus tres hijos pequeños, la que implica agacharse para ponerse a su altura ya así conectar con ellos. Esto también fue adopatdo por la actriz Anne Hathaway, entre otros.
Pero esto no es algo particular de estos celebrities, se trata de una tendencia llamada escucha activa que poco a poco se va imponiendo hoy en día, pese a que el concepto como tal surgió en 1950 de la mano del sicólogo Carl Rogers.
¿De qué hablamos?
Hoy la escucha activa se define como una forma respetuosa de tratar a los niños, en la que ellos se sienten escuchados y aprenden a escuchar a los adultos y comprendan mejor sus explicaciones.
Se trata de escuchar al otro, teniendo en cuenta que esto no sólo implica oír las palabras que el otro dice. Significa estar atento a la comunicación verbal y a la no verbal (mucho más importante para entender el mensaje). Es decir, se debe prestar atención a las palabras que dice la otra persona y, además, hay que fijarse en los gestos, la expresión de la cara, el tono de voz, etc.
Es un método que se debe aplicar especialmente en el entorno familiar, donde cada niño comienza a desarrollar sus habilidades sociales. En tanto, los padres podrán conectar con la sensibilidad y las emociones de sus hijos.
Por esto, en la práctica se trata de oír atentamente a los niños, colocándose a la altura de sus ojos para poder establecer contacto visual. Según los especialistas esto les hará sentir que son importantes para sus padres y más cercanos. “Agacharse implica acortar la distancia que tenemos en términos de edad y establecer una relación afectiva más fuerte”, indican.
Pero la escucha activa no sólo implica escuchar sino que también empatizar con sus estados emocionales, comprender sus preocupaciones y transmitirles calma y tranquilidad.
En guiainfantil.com, entregan las siguientes técnicas para que la escucha activa funcione:
. 1. Las interrupciones
Debemos esperar a que el otro termine de hablar. Si el otro necesita expresar lo que le ocurre tenemos que evitar contar ‘nuestra historia’ sin dejarle acabar.
2. Las distracciones
Tenemos que hacer esfuerzos por mantener el mismo nivel de atención en las diferentes partes de la conversación.
3. Evitar expresiones
Por ejemplo, ‘tranquilo, que seguro que no pasa nada’.
4. Ser ‘psicólogo de estar por casa’
Evitar dar soluciones y respuestas al otro solucionando todo lo que le pasa sin haber escuchado toda la conversación.
5. Juzgar
Si se juzga lo que el niño dice nos alejamos de un modelo de aprendizaje que le permita ser tolerante con la opinión de los demás. Por tanto, debemos aceptar lo que nos cuenta aún sin estar de acuerdo. Para fomentar la tolerancia, la asertividad o incluso que aprenda a admitir errores y no frustrarse.
6. Reprochar todo lo que dice
Será mejor no echarle en cara que no nos gusta lo que cuenta, ni dar sermones para corregir su forma de pensar. Esto solo le aleja más.
7. Establecer contacto visual
Será importante mirar a los ojos del que habla. Si tu hijo necesita que le escuches será mejor que te agaches y te pongas a su altura para poder fijarte en su expresión.
8. Aprender a reconocer su lenguaje no verbal
Qué significan los gestos que hace, sus expresiones, su postura al hablar, etc.
9. Sirve de espejo
Asiente con la cabeza para que sepa que estás escuchando. Además puedes parafrasear lo que te va diciendo y así, además de hacerle saber al niño que le escuchas puedes verificar si comprendes el mensaje.
10. Utilizar el propio lenguaje no verbal
Igual de importante es estar atento al lenguaje no verbal que emplea el pequeño que utilizar el propio.
11. Sonreír
Sonreír, hacer gestos, la postura que empleamos al escuchar, etc. serán señales muy importantes para el niño mientras habla.
Beneficios
Además de fomentar el vínculo afectivo, este modelo transmite la idea de que todos los niños deben ser tratados con atención y respeto, por lo que le resultará más fácil identificar patrones de acoso, algo que no ocurre si el menor crece en un entorno de gritos e indiferencia.
Asimismo, este método los ayuda a validarse emocionalmente, con lo que irá creciendo como un adulto seguro, confiado y con buena autoestima.
En tanto, los padres podrán comprender mejor a sus hijos, al ponerse a su nivel entenderán lo que sienten y podrán ponerse en su lugar y ayudarlos mejor. (webdelmaestrocmf.com)