Poco después, la partera regresó a decirle que su esposa había dado a luz a una mujer y que tanto ella como la madre estaban bien. En agradecimiento a Dios por la intervención, su padre la nombró Benedetta – la Bendita- y la dispuso a su servicio.
Corría finales del siglo XVII, y con la plaga azolando la tierra, Benedetta se enlistó como novicia en un convento ubicado en la localidad de Pescia, dentro de la Toscana.
Capaz de realizar milagros desde una edad temprana, Benedetta generó en la comunidad un impacto inmediato y trascendental. Mientras su impactó e influjo crecían, la tentación para involucrarse íntimamente con otra monja se volvía cada vez más irresistible.
A los creyentes de la época les resultaba difícil aceptar que las mujeres pudieran realmente sentirse atraídas entre ellas. Su visión de la sexualidad humana era falocéntrica: las mujeres podían sentir atracción por los hombres y los hombres podían relacionarse íntimamente con otros, pero no había nada en una mujer que pudiera que pudiera inspirar por mucho los instintos sexuales de otra mujer.
Benedetta Carlini murió a los 71 años de fiebre y cólicos después de 18 días enferma. Lo hizo en penitencia después de pasar 35 años en prisión.
Inspirada en el libro de Judith C. Brown.
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