Científicos estadounidenses han demostrado que la capa de ozono se está recuperando y ha generado cambios en los patrones de circulación aéreos del Hemisferio Sur, algo que hay que agradecer al Protocolo de Montreal, que el 16 de septiembre 1987 acordó, entre otras medidas, prohibir el uso de los gases que utilizaban compuestos CFC. En el estudio, que publica la revista científica ‘Nature’, los investigadores señalan que el Protocolo de Montreal “no solo ha estimulado la curación de la capa de ozono, también ha estimulado los recientes cambios observados en los patrones de circulación aéreos del Hemisferio Sur “. Se trata del acuerdo internacional más exitoso hasta la fecha, ya que todos los calendarios para la eliminación de estas sustancias se han cumplido, incluso antes de lo previsto en muchos casos.

Sin embargo, hubo un antes a esa prohibición. Los compuestos CFC, en contacto con la luz ultravioleta, se disocian liberando radicales de cloro que reaccionan con las moléculas de ozono, deshaciéndolas. Este fenómeno estaba causando un gran agujero en la gran barrera protectora de la Tierra, permitiendo que la radiación ultravioleta dañina para las personas accediera hasta la superficie terrestre. Gracias al protocolo de Montreal, los niveles de ozono ya se están recuperando.

Con nula incidencia negativa sobre la capa de ozono, bajo Potencial de Calentamiento Atmosférico (PCA), fácil de reciclar y reutilizar y un nivel de inflamabilidad bajo, el gas refrigerante R32 sigue siendo la mejor opción a la hora de adquirir un producto de climatización. “Daikin lanzó las primeras unidades de aire acondicionado con refrigerante R-32 a nivel mundial en Japón, a finales de 2012, donde ya se han instalado millones de unidades desde entonces.  Posteriormente, los modelos con R-32 han llevado el confort térmico a otros países como Australia, Nueva Zelanda, India, Tailandia, Vietnam, Filipinas, Malasia o Indonesia. En 2013, los modelos con R-32 hicieron su aparición en Europa y recientemente en Latinoamérica, añadiendo mayores ventajas medioambientales a los productos de la marca Daikin”, asegura Milena Santos, directora de marketing estratégico y producto unitario de Daikin.

Daikin fue la primera compañía en descubrir que utilizar R-32 en estado puro en lugar de utilizarlo como parte de una mezcla tenía varias ventajas. El nombre químico del R-32 es difluorometano. Se trata de un refrigerante que ha venido utilizándose durante muchos años como componente de la mezcla de refrigerante R-410A (50% de R-32 y 50% de R-125).  “Un aspecto fundamental de la filosofía corporativa de Daikin es esforzarse en liderar el camino a la hora de desarrollar productos respetuosos con el medio ambiente, siendo la eficiencia energética y la elección de refrigerante los factores más relevantes”, añade.

El potencial de calentamiento atmosférico (PCA)

El PCA es un número que expresa el impacto potencial que un determinado refrigerante tendría sobre el calentamiento global si se liberara en la atmósfera. Se trata de un valor relativo que compara el impacto de 1 kg de refrigerante con 1 kg de CO2 durante un periodo de 100 años.

Aunque este impacto se puede evitar previniendo fugas y garantizando un correcto reciclaje al final de su vida útil, elegir un refrigerante con menor PCA y minimizar el volumen de refrigerante, reducirá el riesgo medioambiental si ocurre alguna fuga accidentalmente.

El potencial de destrucción de ozono (ODP)

El potencial de destrucción de ozono es un número que hace referencia al impacto dañino que una sustancia química tiene en la capa de ozono estratosférica. Se trata de un valor relativo que compara el impacto de 1 kg de refrigerante con una masa similar de R-11. Por consiguiente, el ODP del R-11 es 1.

La capa de ozono se recupera a diferentes velocidades en diferentes partes de la atmósfera. Por ejemplo, se espera que la capa de ozono se recupere a niveles de la década de 1980 para las latitudes medias del hemisferio norte en torno a la década de 2030 y para las latitudes medias del sur en la década de 2050. El agujero de ozono antártico probablemente se recuperará un poco más adelante, en la década de 2060. No obstante, esta recuperación puede revertirse a causa de que los niveles de dióxido de carbono (CO2), que provocan el efecto invernadero, siguen subiendo y ponen todo este progreso en riesgo.