Por: Elizabeth Salazar T.
La talentosa Renée Zellweger protagoniza una emotiva película, interpretando a Deborah, una mujer religiosa, que está viviendo una crisis matrimonial, por lo que decide enfocarse en un voluntariado social. Logra que su marido Ron Hall (Greg Kinnear), un importante pintor, se sume a la actividad solidaria y a través de esta se vayan reencontrando. En los comedores conocerán un vagabundo Denver (Dijimon Hounsou), al que no les será fácil abordar, pero gracias a él cambiarán su visión de la vida.
El film se inicia con un racconto, donde a poco se nos van develando diferentes aspectos de la trama, donde el tema principal son las relaciones, en sus diferentes formas, de pareja, padre e hijo y sobretodo entre semejantes. Otro de los aspectos importantes que toca, son los prejuicios, el racismo y la poca empatía, que puede existir, a partir del desconocimiento que se puede tener de otra persona.
La trama esta muy bien lograda, porque de a poco nos va mostrando partes de la historia y nos vamos dando cuanta que al final todo encaja perfectamente. Las actuaciones son creíbles, pero destacó en especial el papel de Reneé que creo que lleva el peso de la película y lo hace excelente, bueno por algo esté año se quedó con el Oscar a Mejor Actriz por “Judy”.
Esta es una bella película para ver estos días, basada en una historia real, es inspiradora, emotiva y nos lleva a la reflexión.
Director: Michael Carney
Duración 119 Minutos
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