A nivel mundial el Cáncer de Ovarios es la neoplasia ginecológica que tiene la mayor mortalidad. Su gran letalidad se debe principalmente a que no produce síntomas que permitan su diagnóstico en forma precoz. Dos de cada tres mujeres se diagnostican en etapas avanzadas, estado en el cual la sobrevida no supera el 40% a los 5 años de diagnosticado.
Los síntomas son tardíos, cuando la enfermedad está avanzada, y se manifiestan como distención o hinchazón abdominal, dificultad para comer, saciedad temprana, dolor pélvico o abdomen bajo, ciclos menstruales anormales, dolor de espalda, sangrado vaginal anormal, pérdida o aumento de peso y necesidad de orinar con frecuencia o urgencia.
El riesgo aumenta con la edad, especialmente después de los 40 años, y la mayoría de las muertes ocurre después de los 55 años. Está relacionado con la fertilidad, a mayor número de hijos menor su frecuencia, en otras palabras, mientras más ovulaciones tiene la mujer mayor es el riesgo. Los anticonceptivos anovulatorios reducen el riesgo al impedir la ovulación. Los factores genéticos (antecedentes familiares) son los mismos que para el cáncer de mamas.
Existe gran preocupación internacional por tratar de reducir la mortalidad debido a este cáncer, por lo que se ha instaurado una campaña destinada a realizar exámenes preventivos que permitan un diagnóstico precoz y así mejorar los índices de sobrevida.
En Chile la frecuencia y la mortalidad se han incrementado en la última década. Esta tendencia se explica por el aumento de la esperanza de vida, a la mayor exposición a factores de riesgo como el tabaquismo y la obesidad y a la variable disponibilidad de tratamiento en las diferentes regiones del país.
El diagnóstico temprano de la enfermedad permite mejorar la sobrevida e incluso conseguir un tratamiento curativo, para ello el examen ginecológico periódico es fundamental.
La Ecotomografía es el examen rutinario que mayor rendimiento tiene para el diagnóstico oportuno del cáncer de ovarios, asociado al estudio de flujometría con Doppler Color. Una vez sospechada la presencia de una lesión tumoral se debe complementar con exámenes de laboratorio (p. ej. Ca 125) y Resonancia Magnética o Scanner.
El tratamiento implica cirugía y posterior quimioterapia.
Cabe destacar que el cáncer de ovarios es una enfermedad catastrófica, tanto en lo vivencial como en lo económico, por lo que debemos aunar esfuerzos para diagnosticarlo precozmente y así mejorar la calidad de vida y la supervivencia de aquellas mujeres que sean afectadas por él.
Dr. Carlos Gómez Lira
Centro Médico de la Mujer ENSALUD