Columna de Jorge Fuentes
Sicólogo y Director de Pranavida
Decir que la salud mental de los trabajadores chilenos está profundamente afectada, no es un descubrimiento. Durante años hemos venido escuchando los alarmantes indicadores de estrés, depresión y licencias existentes asociadas a estos males. Y si bien las vacaciones son el momento para desconectarse para llegar renovados al trabajo, el reencuentro laboral, y las ganas de reincorporarse rápidamente, también generan ansiedad y estrés en las personas.
Según el estudio “Tendencias de Capital Humano”, de la consultora de Recursos Humanos, Randstad, el 61% de los trabajadores declara sufrir estrés posvacacional. Es más, el 87% manifiesta sentir algún tipo de trastorno después de volver a la oficina, siendo los principales la ansiedad (19%), insomnio (16%), tristeza (11%) e irritabilidad (10%). Ante este escenario poco alentador, ¿qué podemos hacer?
Pareciera que primer paso es entender que esta pausa, tan necesaria, requiere de darse un momento para uno. Detener esa rueda- a ratos agobiante- que no para de girar y pensar en nuevos objetivos dentro del mundo laboral. Un ejercicio económico difícil de llevar a cabo, pero ante todo un deber con uno mismo- más si de autocuidado se trata-. Y es que más allá de la ansiedad y estrés que pueden generar las mismas vacaciones, éstas deben ser un espacio de reconexión con uno mismo, de mirarse, analizarse y encontrar propósitos.
Hoy cuando debemos abrir nuestra mirada a soluciones más cerca de nuestro propio ser y más alejado de los químicos y fármacos, las terapias complementarias se transforman en una tremenda alternativa para abordar los síntomas del estrés que se genera al regreso de vacaciones y que, en muchos casos, puede estar siendo arrastrada de hace tiempo.
El desbloqueo de campos energéticos mediante energía y una respiración adecuada es parte de lo que ofrece la sanación pránica, una de las alternativas usadas en los centros de salud pública y hospitales privados como el IST, para apoyar tratamientos tradicionales a la psicología, psiquiatría y medicina convencional, y puede ser también una alternativa para todos quienes necesitan recuperar la tranquilidad mental para que las expresiones físicas también disminuyan.
Somos una batería recargable que necesita tiempo ser cargada periódicamente para funcionar correctamente y a nadie se le ocurriría desenchufarla un par de minutos esperando que ésta tenga la energía suficiente para que rinda. Si las personas somos energía, ¿por qué creemos que no debemos tratarnos en este nivel para estar en equilibrio?, ¿por qué no nos damos el tiempo correcto para que este cuerpo se cargue completamente?