La localidad de Curimón, en el Valle del Aconcagua, fue testigo de una tradicional celebración, que se realiza cada 3 y 4 de octubre, desde hace ya más de 100 años. Se trata de la Fiesta de San Francisco, oportunidad en la que cientos de personas participaron de esta tradicional festividad religiosa, cultural y comunitaria, que se ha mantenido viva gracias al compromiso permanente de todos los curimoninos.

A pesar de que su iglesia, Monumento Nacional, está cerrada producto de los daños sufridos con el terremoto del 2010, los curimoninos se congregaron en su frontis, como cada 4 de octubre, para iniciar la procesión hasta la cima del cerro San Francisco, donde se encuentra el santuario del Santo Patrono.

En la oportunidad, la Fundación Lepe -quienes a través de su programa Vivo Curimón buscan fortalecer la identidad local, potenciando su patrimonio cultural y natural- ofreció a la Fundación Franciscana de Curimón donar la restauración de la imagen de San Francisco, como una manera de contribuir a salvaguardar su patrimonio.

“Queremos asegurar que la tradición anual de llevar al santo en andas hasta la cumbre del cerro se mantenga viva y que se haga de manera segura, reparando y evitando más daños en una pieza que data de 1733. Una de las más valiosas de la colección del Museo Colonial de Curimón y, sin duda, la con mayor valor simbólico para la comunidad.”, explicó Pilar Galilea, presidenta del directorio de Fundación Lepe.