Aunque muchos las relacionan con unas arañitas en las piernas que preferimos esconder, las várices pueden llegar a causar diversos problemas más allá de lo estético. Dependiendo del avance de esta enfermedad, en algunos casos estas venas tortuosas y dilatadas generan hemorragias por el varice roto, úlcera venosa, trombosis del várice, eccema varicoso, entre otros. El cirujano vascular Claudio Vallejos explica en qué consisten estas complicaciones, cuáles son sus riesgos y cómo evitarlas.

Las várices son venas tortuosas y dilatadas a causa de una acumulación anormal de sangre que se produce por una debilidad en las paredes y válvulas de las venas superficiales y que, por lo general, aparecen en las piernas. Aunque en primeras instancias muchos pacientes pueden convivir con ellas, ocultándolas por las molestias estéticas que generan, la recomendación siempre es consultar. “Es un trastorno progresivo donde hay una alteración en las venas. Dependiendo de lo avanzado, puede traer distintas consecuencias que van desde calambres y sensación de pesadez hasta la necesidad de una intervención quirúrgica”, explica el cirujano vascular de Clínica Vespucio, Dr. Claudio Vallejos.

Aunque afectan a toda la población, tienden a ser más frecuentes en las mujeres, en quienes aumentan con el número de embarazos y la edad. “Otros factores de riesgo son el sedentarismo y el sobrepeso, elementos que son cada vez más comunes entre la población chilena, por lo cual es una patología cuya incidencia se ha incrementado en los últimos años”, afirma el especialista. Asimismo, también existen causas genéticas y hormonales.

Los peligros de esconder las várices

Esta enfermedad, también conocida como insuficiencia venosa superficial, no sólo tiene un impacto estético. Según su progresión, las várices pueden causar sensación de pesadez y calambre, pero también generan consecuencias más graves para la salud, como:

  • Varicorragia: cuando una vena varicosa se rompe y el paciente sangra en dicha zona.
  • Ulcera venosa: lesión donde se pierde el tejido superficial de la piel.
  • Trombosis de la várice: formación de un coágulo que no es una trombosis venosa profunda.
  • Eccema varicoso: inflamación de la piel secundaria a las várices.

Tratamiento

Cuando se trata de várices, siempre se debe consultar con un especialista. No obstante, el Dr. Vallejos especifica que esto no significa necesariamente cirugía. Lo más importante es el tratamiento médico no quirúrgico, siendo la cirugía indicada sólo en un grupo específico de pacientes.

Existen diversos procedimientos, dependiendo del perfil del paciente y del tipo de várices. El tratamiento esclerosante, por ejemplo, se utiliza para tratar várices pequeñas y consiste en la inyección de una sustancia para cauterizar (quemar) las venas enfermas. El medicamento aplicado cierra el paso de la sangre y evita que los vasos continúen dilatándose.

En las várices de mayor tamaño se utiliza la cirugía convencional, que busca extraer las venas enfermas. Cuando hay condición anatómica, se trata con láser o radiofrecuencia. “Este último procedimiento se recomienda cada vez más, porque es considerado menos invasivo, se efectúa con anestesia local o raquídea en quirófano y el tiempo de recuperación es mucho más corto que en la intervención tradicional”. Existe una tercera alternativa que es incluso menos invasiva que las mencionadas anteriormente en la cual se aplica una sustancia muy parecida al pegamento que sella la vena.

Cómo prevenirlas

Existen medidas que uno puede adoptar antes de llegar a estas instancias. Por ello, el cirujano vascular entrega algunos consejos para prevenir la aparición de várices:

  • Realizar actividad física.
  • Mantener un peso adecuado.
  • Evitar el calor directo sobre las piernas.
  • En el caso de las mujeres, usar medias de compresión que ayudan al retorno venoso, sobre todo durante el embarazo.
  • Consultar con un especialista ante la aparición de los primeros síntomas (venas dilatadas en las piernas, cansancio y pesadez, calambres, picazón y sensación de calor).
  • No esperar a que las várices empeoren, para así disminuir el riesgo de complicaciones en el tratamiento.