Ser positivo, como muchas otras cosas en la vida, no es algo con lo que se nace, se aprende y cultiva a lo largo de la vida. En este aspecto el entorno es clave, aprendemos de nuestro entorno y especialmente de nuestros padres a leer positiva o negativamente cada evento que nos ocurre.

Un enfoque positivo es fundamental para el desarrollo de la personalidad y la estabilidad emocional de los adolescentes, la forma de pensar acerca de ellos y su entorno impactará directamente su emocionalidad y como sabemos eso tendrá un efecto directo en sus resultados.

Aquí van algunos consejos prácticos, de uso diario, que nos entrega el Coach educacional Pablo Menichetti para influenciar positivamente la mentalidad de nuestros hijos:

  1. El ritual de agradecer diariamente como familia

El agradecimiento diario, muchas veces realizado en momentos donde se reúne la familia como las comidas, coloca el foco 100% en lo bueno que tenemos. El hábito simple y significativo de recordarle diariamente a nuestros hijos, y a nosotros mismos, todo lo bueno que hay a nuestro alrededor tendrá un impacto directo en el estado anímico de todo el grupo familiar. Hábito infaltable en una familia positiva.

  1. La necesidad de fortalecer los actos positivos

Uno de los errores inconscientes más comunes de los padres es la terrible tendencia a darle mayor importancia a corregir los errores que cometen nuestros hijos por sobre destacar la cosas buenas que hacen. Lo hacemos porque queremos que mejoren, pero afectamos directamente su confianza y autoestima. No es algo sencillo, pero vale la pena estar atentos a lo positivo y destacarlo con la misma vehemencia que cuando se equivocan.

  1. Conversar de temas y noticias positivas

Vivimos en un mundo donde el drama vende, donde por una hora diariamente, nos hipnotizan con todas esas malas noticias que ocurren a nuestro alrededor. Esto tiene sin duda una incidencia en la forma que vemos nuestro entorno. No caigamos en esta trampa, hay tanta noticia linda que conversar y discutir con nuestros hijos.

Nuestro cerebro es realmente muy inteligente, pero al mismo tiempo muy obediente. Si le indicamos que se fije en lo malo, así lo hará. No caigamos en ese juego, menos arrastrar a nuestros hijos. La vida es muy corta para no ver todo lo bueno a nuestro alrededor.

Foto vía: http://i.telegraph.co.uk