Una de las imágenes que más compartieron los chilenos durante las Fiestas Patrias, fueron las capturadas en la espectacular floración del fenómeno del Desierto Florido en el norte de nuestro país. Y si bien, este apreciado evento ya comienza a declinar en fuerza, no está de más observar por qué es tan relevante y merece un especial cuidado.
Desde el mes de agosto es que algunos de los paisajes del norte de Chile, especialmente en la región de Atacama comenzaron a tomar imágenes multicolores gracias a la floración de especies tan variadas como sus nombres: relicario; flor del minero; amancay; azulillo; huilli; churqui; copao; garra de león amarilla; lirios de campo; napin; cardo santo;ortiga caballuna; té de burro; tupa; varilla; pakul; punar; rosita; tomatillo, viola de campo y tunilla.
Su maravilla multicolor, produjo rápidamente un imán que cautivó la atención de muchos, convirtiéndose en una perfecta invitación para ser explorada. Para la secretaria de estudios de la carrera de Agronomía de la Universidad del Pacífico, Carmen Gloria Pizarro – una de sus visitantes – más allá de presentarse como un destino para ser contemplado con un mero propósito turístico, el acceso al desierto florido permite analizar sobre el privilegio de tenerlo.
“Este año 2017, se ha manifestado como uno de los fenómenos con más espectacularidad, por su duración, intensidad y belleza, siendo los dos primeros atributos medibles. Y el tercero queda a la voluntad de la sensibilidad del observador. Bien vale la pena destacar y aprovechar como una oportunidad, para valorar este patrimonio biológico de Chile”, señala la profesora.
Y ¿Por qué tiene tanta importancia este patrimonio y por qué se puede suponer una condición única la del Desierto Florido?
“Primero, un fenómeno de enorme belleza que se cirscunscribe en un territorio donde impera un clima desértico litoral, interior y periférico. Al sur de Copiapó se presenta este emífero florecimiento en primaveras que reúnen las condiciones ambientales adecuadas, que incluso podrían superar los seis a siete años. En el mundo existen otros desiertos, otras lluvias, pero Atacama es única”, declara la experta.
En segundo término, el desierto florido constituye un patrimonio genético único en su tipo. “Pues está compuesto de especies que poseen genes adaptados para resistir años hasta que se den las condiciones ambientales, principalmente la humedad necesaria, para manifestarse un breve momento, fotosintetizar para acumular suficientes reservas y así resistir un nuevo y extenso período antes de ´despertar´ otra vez”, agrega Carmen Gloria Pizarro.
Como tercer punto, la académica de la Universidad del Pacífico, indica que las especies que allí han tenido que hacer un largo trabajo de adaptación. “Las especies que se desarrollan, sin importar su tamaño o belleza, son producto de millones de años de evolución, que lograron adaptarse y ser exitosas en una franja acotada de un vasto territorio, en Atacama”, señala.
La especialista agrega que las diversas de especies que ahí persisten, son potenciales organismos que pueden ser de enorme interés para el desarrollo biotecnológico chileno. “Entendiendo como tal, poner al servicio del hombre principios activos, mecanismos biológicos o relaciones ecológicas, entre otros. Los objetivos pueden ser múltiples, desarrollar conocimiento científico puro, desarrollar tecnología para ser aplicada en ámbitos tan diversos como la salud, la alimentación, la industria energética, entre tantas áreas de la actividad humana”, sostiene.
Finalmente, y no por eso de menor importancia, las especies vegetales que podemos reconocer en este ecosistema, no son las únicas poblaciones que emergen. “Tras ellas, o mas bien, bajo ellas, existe todo un contingente de insectos, arácnidos, y un microcosmos microbiológico que se ve beneficiado y emerge tan exuberantes como el mar de pata de guanaco y añañucas que se pierden en el horizonte”, concluye la profesora de la Universidad del Pacífico.