En este lodge todo está pensado para agradar al turista, se mezcla lo rústico con lo moderno en cómodos espacios que tienen como fin privilegiar la desconexión de los visitantes, para dejarse encantar con la majestuosidad del paisaje.
Por Pao Leyton
A menos de una hora de Santiago y a pies de la precordillera, en el sector de San Alfonso -Cajón del Maipo- se encuentra el Lodge-Hotel Santuario del Río, un lugar que se convierte en un cálido refugio donde el principal atractivo es el hermoso paisaje que lo rodea.
Las instalaciones son muy lindas, estilo refugio y se nota que todos los detalles fueron muy bien pensados. Integra de una manera muy natural lo rústico a la construcción, donde se privilegia mayormente la madera, generando una gran calidez.
Buscando lugares para salir de Santiago, me encontré en internet con esta alternativa, que si bien no es tan económica, cuenta con un programa de noche romántica muy atractivo, así que había que comprobar si era tan bueno como se presentaba.
Y la verdad es que sí, me gustó mucho el lugar. El programa incluye bienvenida a la habitación con flores, champaña, chocolates y frutas. Puede ser que en este punto se quede un poquito en deuda porque ni la fruta es tanta (solo 3 o 4 frutillas) ni los chocolates son muchos (dos para cada uno) ni la champaña es tanta (botella pequeña), pero alcanza perfecto para hacer un brindis y darse un gustito en el balconcito que tienen todas las habitaciones del hotel y que dan a un paisaje majestuoso en el cual se combina el café de la cordillera con el verde de la vegetación y el azul del cielo, más un río que fluye recordándonos la permanencia del cambio. Realmente sobrecogedor.
En cuanto al masaje que incluye, ese sí resultó de lujo. El spa del hotel es muy lindo, cómodo, con excelentes espacios y lo mejor de todo, muy calentito, considerando que afuera habían menos de 10 grados. Un verdadero relajo!
La cena muy rica, nada que decir. Incluía una mini tabla, un plato principal y postre. La carta del restaurante no es muy amplia pero incluye mariscos, carnes, pescados y pastas. Para mi gusto en lo único que se cayó feo es que no tenían café de máquina. O sea, no pueden cobrar lo que cobran y servir nescafé.
El resto del complejo, que además cuenta con cabañas, me pareció perfecto. La habitación amplia, cómoda y muy bien calefaccionada, lindos senderos para caminar en la tarde, hot tubs con una vista increíble y con buena privacidad y una gran piscina a la cual por supuesto no me metí por estar su agua a casi cero grado.
En definitiva, un lugar muy recomendable para tener una escapada romántica y aprovechar la vida, que en definitiva de cuentas es una sola.