Volver al escritorio de la oficina o entrar a clases inmediatamente después de haber almorzado, es difícil. La somnolencia aparece casi como respuesta automática del organismo y no es fácil comenzar a trabajar o prestar atención al profesor en ese estado. Pero no te agobies, porque consumiendo ciertos alimentos se puede decir adiós rápidamente a ese típico decaimiento.

Luego de almorzar, la mayoría de las personas cae en un estado de somnolencia, lo que dificulta su productividad, ya sea en el estudio, en el trabajo o en el hogar. Pero, aunque es el almuerzo el que produce ese decaimiento, también existen alimentos encargados de despertarnos.

Según explica Stefanie Chalmers, docente de Nutrición y Dietética de la Universidad del Pacífico, hay algunos alimentos que aportan nutrientes estimulantes de la actividad mental y que son capaces de favorecer la concentración y la memoria y, en definitiva, mejorar el desempeño laboral. Estos son:

  1. Chocolate negro (70% cacao): Favorece la eficiencia laboral al inducir un buen estado de ánimo, ya que aporta feniletilamina, una sustancia psicoactiva estimulante asociada a sensaciones de placer. Además entrega triptófano, aminoácido necesario para la síntesis de la serotonina, la cual a su vez permite controlar el apetito y limitar la ansiedad. En el chocolate también está presente la L-arginina, la cual favorece la síntesis de óxido nítrico, lo que mejora la perfusión de los tejidos gracias su efecto vasodilatador.
  2. Té verde y té negro: Contienen grandes concentraciones de L-teanina, la cual además de tener efectos antioxidantes, regula los niveles de dopamina y serotonina a nivel cerebral, calmando la ansiedad y mejorando la capacidad de concentración.
  3. Guaraná: Esta semilla tiene propiedades potenciadoras del rendimiento, al mejorar la capacidad de la memoria, el estado de alerta y la resistencia al cansancio. En este caso es mejor que el café, ya que no favorece el nerviosismo como sí lo hace el bebestible.
  4. Galletas integrales: Contienen carbohidratos de absorción lenta, favoreciendo el ingreso paulatino de fuentes energéticas al organismo. Entre los variados nutrientes que ofrecen, destaca su aporte en vitaminas del complejo B, requeridas para los procesos metabólicos que permiten la comunicación neuronal, como el zinc, requerido para la actividad mental, y el magnesio que reduce la ansiedad. De todas maneras, no se recomienda consumirlas en exceso.

Lo principal es tener claro cuáles son los nutrientes que favorecen a la concentración, lo que se verá luego reflejado en un mejor rendimiento profesional o académico. “Los nutrientes involucrados en el control de los aspectos cognitivos y el rendimiento intelectual incluyen, entre sus principales funciones, el asegurar la producción de energía metabólica (nutrientes energéticos), permitir la síntesis de neurotransmisores que potencien la actividad mental, como por ejemplo, la tirosina y las vitaminas del complejo B, y favorecer la irrigación, lo que se consigue con la L-Arginina para la producción de óxido nítrico”, explica la nutricionista.

El consumo de agua, que según organizaciones internacionales debe ser de dos litros diarios, es vital para la mantención de una dieta alimentaria saludable y, con ello, un buen funcionamiento neuronal.

“Es necesario tener claro que existen elementos nutricionales que tienen importantes efectos positivos sobre la actividad mental a corto plazo, como la feniletilamina; otros cuyos principales beneficios se advierten a largo plazo, como los ácidos grasos omega 3 y omega 9; y los antioxidantes en general, que tienen efectos positivos a corto y largo plazo”, explica Chalmers.

De esta forma, si el objetivo es mejorar el rendimiento laboral inmediato, se deben tener claras las diferencias. “Por ejemplo, aunque el omega 3 es recomendable, no tiene un impacto inmediato en el organismo, es decir, no funciona para ‘despertar’ después del almuerzo, pero a largo plazo sí permite mejorar la comunicación neuronal”, afirma la especialista.