Columna de Carolina Montero, Gerente Comercial de Seniority
Si bien me gusta ver los partidos de la selección chilena, declaro que me falta mucho para ser una apasionada del fútbol. Por ello, lo que se vivió el sábado 28 de junio, antes, durante y después del partido de Chile contra Brasil, me parece digno de remarcar. Antes de ese día, los jugadores de nuestra selección ganaron importantes partidos ante rivales que varios pensaron eran invencibles. Incluso en el momento del sorteo, muchos compatriotas estaban de acuerdo que, dado ese nivel de contrincantes –campeón y subcampeón del mundo, ni más ni menos-, Chile sería incapaz de pasar a la segunda fase.
Sin embargo, la moral de los jugadores y su entrenador siempre se mantuvo alta. Previo al mundial, estos jóvenes venían entregando mensajes alentadores y positivos a través de distintos medios de comunicación y de sus propias redes sociales. Ellos siempre dijeron que querían ganar el Mundial, que soñaban con ello desde niños y que harían todo para lograrlo: “que dejarían todo en la cancha”. Y fue entonces cuando la prensa y los fanáticos comenzaron a creer.
Si bien Brasil nos ganó en los penales, me parece digno de destacar la actitud de los jugadores chilenos en la cancha y durante todo el partido. Todo nos hace pensar en dejar atrás los triunfos morales y la sensación de seguir en la fila, eternamente sin lograr nada y lo peor, sin voluntad de hacer “algo”. Antes no “estábamos ni ahí”. Hoy, aunque se perdió, seguimos empoderados y aún creemos que somos dignos de ganar la Copa de Mundo y que nuestros jugadores son un ejemplo.
Tenemos cuatro años más para lograr este sueño. Mientras tanto ¿Será muy ingenuo de mi parte creer que podemos extrapolar esta actitud y mentalidad ganadora (“tenemos que acostumbrarnos a ganar”, leí por ahí) a otras áreas de nuestras vidas que son más cercanas y tangibles? Ejemplos hay varios. Pero algo que me importa mucho, tanto por definición profesional como personal, son los adultos mayores.
¿Podremos ser así de ganadores con nuestra tercera y cuarta edad? ¿Podremos ser conscientes de todo lo que ellos nos pueden aportar para ser mejores personas? ¿Podremos ser capaces de entregarles, así como se hizo con el fútbol, más atención a las carencias y preocupaciones que los aquejan? La situación de muchos quienes tienen menos es sumamente injusta. ¿Podrán nuestros mayores, en un futuro cercano, sentir que son escuchados por la sociedad y sentir que han ganado?
Este entusiasmo y pasión no debe quedar ahí. Tiene que ser encauzado para poder lograr objetivos que beneficien a nuestra comunidad. Invito a mirar con estos nuevos ojos a su abuelo o abuela, a su padre y a su madre. Verá que lo mejor que puede darle es muy simple: cariño y preocupación. Y, cuando él o ella, le sonrían con agradecimiento y amor, estoy segura que se sentirá como si hubiera ganado mil mundiales de fútbol.