- Uno de los efectos visibles de la JEC, es el agotamiento y desmotivación de los escolares por la excesiva cantidad de tareas y trabajos que deben hacer fuera del horario escolar.
En el mundo actual nos preguntamos cada vez más ¿por qué hay tanto estrés? Y aunque es prácticamente normal ver a los padres ocupados y sin tiempo, esto también se está convirtiendo en una realidad para los más chicos del núcleo familiar.
Y es que en la etapa en la cual los niños deberían forjar muchos aspectos de su personalidad y hacer del juego y del aprendizaje dinámico el mejor momento para desarrollar diversos tipos de habilidades, hoy los estudiantes a muy temprana edad, están siendo sometidos a un ritmo de vida acelerado y estresante, ¿cuál podría ser la razón?: con la JEC, los niños no tienen tiempo para ser niños, para jugar, distraerse y descansar.
Si bien la Jornada Escolar Completa, nació como un programa que pretendía mejorar sustantivamente la calidad de la educación en Chile, gracias a una mejor infraestructura, más recursos y más horas de clases, el balance que se ha hecho hasta ahora no es del todo positivo.
Quienes más se han visto beneficiados con la JEC, son los alumnos de escasos recursos, ya que cuentan con mejores condiciones físicas para desarrollar sus actividades académicas, sin embargo, la realidad muestra que les está afectando en otras áreas. Uno de los aspectos que se le critica, por ejemplo, es que no se ha producido una restructuración del tiempo pedagógico como fue planteado en el programa inicial, es decir, el promover y generar mejores condiciones de tiempo y de espacio para el desarrollo de interacciones pedagógicas más efectivas que mejoren los aprendizajes.
Gloria Valenzuela Blanco, Psicopedagoga Clínica e integrante de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia de Chile, SOPNIA, asegura que “el tiempo se sigue organizando de modo rígido, en las horas extra curriculares se amplían materias básicas y los talleres se definen como actividad adicional que no guardan relación con las materias básicas, lo cual deja pocas actividades de libre elección y espacios en donde poder desarrollar otros intereses al interior del mundo escolar”.
Otra deficiencia es que la JEC está afectando la dinámica familiar, debido a que se han incrementado las labores escolares en el hogar, obligando a los padres a supervisar las tareas y trabajos, y dejando menos espacio para descansar, tener tiempo libre y fortalecer vínculos.
Este punto no es menor, si se toma en cuenta que el juego es un componente fundamental en el desarrollo del aprendizaje en los niños pequeños, ya que quienes se incorporan al juego autodirigido crean conciencia, promueven el desarrollo social, cognitivo, del lenguaje y habilidades motoras. A través del juego los niños aprender a comunicarse, compartir, expresar emociones y resolver conflictos, por lo tanto es vital dar un espacio para dar rienda suelta a la creatividad e imaginación.
¿Existe una Solución?
La neuróloga y miembro de SOPNIA, Verónica Burón, asegura que, en la medida que el colegio organice bien el tiempo, es posible desarrollar las actividades de aprendizaje durante la jornada escolar. “En gran parte de los países de Europa existe media jornada y algunos días con extensión horaria, la cual se destina a desarrollar otras actividades que complementan la formación integral de los estudiantes, pues lo ideal no es el horario sino el cómo se destinan las horas de trabajo. Si existe una jornada escolar completa, no debiera haber trabajo o tareas para la casa”.
Ambas especialistas coinciden en que, para un rendimiento escolar óptimo, las recomendaciones apuntan a que los niños puedan integrar los siguientes aspectos en su vida diaria:
• Una adecuada higiene del sueño.
• Organización adecuada del tiempo para no hacer labores a última hora.
• Implementación de hábitos y estrategias de estudio
• Aprender, no memorizar
• Formar equipos de estudio
• Resolver las dudas durante las clases, es decir no temer a preguntar a los docentes
• Aplicación de los aprendizajes en la vida cotidiana.
• Tener momentos diarios de distracción, descanso y ocio.
• Practicar actividades recreativas que apunten a estimular habilidades cognitivas como: lectura, juegos de salón, entre otros.
