Derribando los mitos de la toxina botulínica

Derribando los mitos de la  toxina botulínica
  • Injustamente asociada a malos resultados, como lo reflejó la rutina de la comediante Natalia Valdebenito en el Festival de Viña, la requerida toxina tiene múltiples aplicaciones que van más allá de lo conocido por atenuar arrugas de expresión con fines estéticos. 
  • Depresiones, bruxismo, dolencias lumbares y rosácea son algunos de los males que se pueden tratar con este producto.

La toxina botulínica, popularmente conocida como Botox®, es uno de los procedimientos preferidos a nivel mundial por médicos y pacientes, en busca del rejuvenecimiento facial. Precisamente su explosivo auge en la última década, no sólo ha permitido acceder más fácilmente a sus beneficios, sino también que se le asocie a una poco natural rigidez de las expresiones del rostro o a labios excesivamente abultados.

Por eso, el médico estético de Clínica Elements Dr. Cristopher Moeller, derriba algunos de los mitos más habituales y las aplicaciones más beneficiosas de la toxina botulínica en cirugías no invasivas.

1.    En los últimos 5 años, los especialistas han reducido las dosis de aplicación del Botox®, para que luzca más natural y así suavizar la expresión de el o la paciente. Esta técnica se conoce como tratamiento de hipertonías inconscientes del músculo, aquellas expresiones que repetimos casi inconscientemente al concentrarnos en una lectura, enojarnos o incluso dormir, provocando arrugas en el entrecejo.

2.     La periodicidad en su uso dependerá de la edad del paciente. Entre los 30 y 40 años, sugiere aplicarlo 2 veces al año, mientras que desde los 50 años hacia arriba, es recomendable aplicar la toxina 3 veces del año. Ello, sin embargo, dependerá en definitiva de las características de la piel de cada paciente.

3.     La mayoría de los pacientes recorren a la toxina botulínica cuando se acerca el verano, antes de las vacaciones y previo a un matrimonio o evento importante, para que su rostro luzca más fresco y jovial.

4.    La toxina botulínica también es utilizada como un tratamiento médico para: sudoración de manos y axila, bruxismo, cefalea, trastornos neurológicos de rigidez y elasticidad, dolores lumbares crónicos, reiterados temblores de los párpados y para disimular una parálisis facial.

5.    Algunos estudios siquiátricos realizados en Estados Unidos han mostrado que la toxina botulínica ayuda considerablemente en los tratamientos de depresión y  podría incidir en una más fácil recuperación de los pacientes. En ese caso, la dosis de la toxina se aplica en el entrecejo del paciente, inhibiendo los músculos que tienden a tensionarse y arrugarse. Es decir, el control de las expresiones faciales puede provocar un efecto similar en las emociones. Así, el cerebro estaría identificando una muestra emocional en la cara y respondería generando un sentimiento acorde. Algo así como reír aunque estés triste.

Foto vía: www.cirugiaplasticamia.com

Categories: Belleza