Daniela Amaya, un talento joven que emerge en la escena musical chilena

Daniela Amaya, un talento joven que emerge en la escena musical chilena

El próximo jueves 6 de octubre, esta joven artista lanzará su disco debut “En el silencio” que, a través de 11 canciones, recopila el trabajo de dos años de composición musical y de esfuerzo por recaudar los fondos para dar vida a este sueño, que hoy es una realidad. Elocuente, valiente y soñadora son algunos de los atributos de Daniela Amaya Izaurieta, una joven que luego de sacar la carrera de kinesiología, optó por dar vida a sus sueños y seguir su camino musical, el cual inició desde muy pequeña por provenir de una familia donde la música era parte del día a día.

No es una novata en la escena musical chilena, Desde el colegio estuvo ligada a lo artístico, cantando en el coro , participando en actividades de teatro y música y a través de su propia banda musical que formó en el periodo universitario junto a un grupo de amigos, que eran todos músicos profesionales. Hoy conversamos con Daniela acerca de su nuevo disco, sus influencias, visión del escenario chileno y proyectos a futuro.

Por Paola Leyton T.

daniela ¿Cuándo te diste cuenta que te querías dedicar a la música?

Yo creo que siempre fue mi sueño, pero lo veía como un imposible, como algo demasiado difícil. Siempre he sido muy consciente de mis talentos, pero también de mis limitaciones. Yo sabía que cantaba bien, pero también sabía que no era la mejor voz que había y en ese temor me quedé mucho tiempo. Cuando realmente supe que quería hacer esto el resto de mi vida, aunque suene gracioso, fue cuando un día me encontré escribiendo canciones en una hoja, y al darla vuelta me di cuenta que era una hoja de mi currículum vitae. Fue muy impactante, me dio risa, pero también me abrió los ojos, en vez de estar buscando trabajo, estaba haciendo música.

¿Cómo ha sido tu formación musical?

La mayor parte de mi formación musical ha sido de manera independiente y algo autodidacta, no en una escuela formal. Cuando tenía 13 años estuve en una academia de canto donde me enseñaron la técnica vocal básica, que seguí desarrollando con los años. De ahí seguí aprendiendo y creciendo gracias a las hermosas personas que fueron apareciendo en mi vida. Recuerdo con mucho cariño a mis profesores de las obras musicales en las que estuve, profesores de actuación, danza, coro, a los propios miembros de mi primera banda Bajosoul, músicos profesionales que me enseñaron muchas de las cosas que sé hoy en día. La vida misma, las personas en ella y las horas con mi guitarra.

¿Cuáles son tus influencias musicales?

Por un lado, tengo la influencia que viene de la música que escuchaba en mi casa. Creedence Clearwater, Joan Baez, Roberta Flack, Aretha Franklin, artistas con voces extraordinarias. Nunca me voy a olvidar la primera vez que escuché un disco de una cantante de Soul norteamericana llamada India Arie. Me cambió la vida, ya que era la primera vez que escuchaba una voz tan hermosa, y que, sin ser soprano o una voz con esas notas increíblemente agudas, lograba conmover y encantar. Me hizo pensar que no era necesario tener la mejor voz del mundo, sino que una voz que fuera emotiva y distinta. Empecé a probar mis tonos más graves, a jugar con mi propia voz y encontré muchas posibilidades. Por otro lado, artistas latinoamericanos como Maná, Natalia Lafourcade, y las bandas chilenas como La Ley, Saiko, Makiza, y las Mamma Soul, eran un imperdible en mis listas de música. He ido creciendo en la medida que descubro artistas que me conmueven y llegan al corazón.

¿Cómo evalúas el escenario musical chileno? ¿Somos un mercado maduro, con identidad?

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Pienso que vamos avanzando en ese sentido. La gente está consumiendo más música chilena. De a poco hemos ido valorando más a nuestros artistas nacionales, y sobre todo sus méritos, su trayectoria. Porque no es fácil, las grandes figuras que nos representan hoy en día a nivel internacional, llevan muchos años de carrera, muchas batallas, con altos y bajos. Y la gente sabe eso y se identifica.

A mí me encanta escuchar música chilena, ir a bares, tocatas, escuchar música en vivo. Y me encanta ver cómo los cantantes, bandas de hoy en día buscan diferenciarse, tener un sello propio, no sólo con su música, sino que, a través de su puesta en escena, vestuario, su personalidad. Me gusta ver a ese artista honesto arriba del escenario.

Ahora si hablamos de identidad, creo que musicalmente son pocos artistas los que logran rescatar y representar un producto 100% chileno, ya que tenemos mucha influencia de música extranjera, y que a la gente finalmente le gusta. De hecho, llegado cierto punto algunos prefieren grabar y producir sus canciones fuera de Chile, en estudios reconocidos. Y no lo juzgo, de hecho, para muchos es un sueño. Pero cómo tener un producto 100% chileno con el que la gente se identifique? Es difícil.

Ahora por otro lado, yo creo que, si existe una identidad en cuanto a la autogestión de los músicos independientes, es el espíritu del emprendedor, que nos representa como país, y que se ve también en otros ámbitos. Porque los chilenos somos luchadores y perseverantes hasta el final.

¿Es muy difícil abrirse camino en la industria musical chilena?

Sí, es difícil, aunque no imposible. Lo digo porque conozco gente talentosa, cercana a mí, que lleva años tratando de sacar sus proyectos adelante. Voces tan lindas, que uno en verdad se pregunta cómo la gente no conoce más.

Creo que hay poco lugar y apoyo para los nuevos artistas, y los que han logrado surgir en el medio, en la mayoría de los casos es producto de su enorme capacidad de autogestión, de su propio esfuerzo y sacrificio. La propia Camila Moreno en un principio, María Colores, Paz Court, Sebastián Sotomayor, Javier Barría, sólo por mencionar algunos, me saco el sombrero ante todos ellos, y la forma en que han logrado aferrarse y emprender con su música. Eso es puro corazón. Y al final yo creo que la gente lo valora, lo respeta, y de alguna forma se siente identificada. Es ahí donde surge la posibilidad, cuando encuentras un grupo de gente que cree en lo que haces, que trabaja contigo y te apoya hasta el final.

Ahora estás lanzando tu primer disco, ¿cómo lo lograste y cuáles son tus proyecciones con este disco?

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Fue un proceso largo y de mucho trabajo. Después de que terminó el proyecto que tenía con mi antigua banda, hubo una especie de bajón y después un renacer por así decirlo. Yo quería cumplir este sueño de grabar un disco, porque era un sueño de vida. Cómo quien dice que quiere escribir un libro, eso era, un proyecto que necesitaba cumplir y llevar a cabo hasta el final. De ahí su nombre, “En El Silencio”, nadie me exigió nada, ni me dijo qué era lo que tenía que hacer, lo hice estando en silencio, escuchando lo que me pasaba en ese minuto. Es un disco muy personal.

Junto con Daniel González (amigo músico y productor) estuvimos cerca de dos años, trabajando en mis canciones, haciendo los arreglos, dando forma a las 11 canciones que hoy forman parte del disco.

Y durante todo este tiempo me tuve que dividir, entre trabajar para reunir los fondos y la música. Necesitaba financiar de alguna forma el proyecto, así que sacrifiqué parte de mi sueño justamente para poder cumplirlo, y fue una contradicción maravillosa. En este encierro mental y espiritual que conlleva cualquier trabajo, encontré una inspiración que nunca pensé y valoré más que nunca lo que estaba haciendo. Este disco es producto del esfuerzo, del sacrificio y del apoyo incondicional de mi familia y amigos.

Me encantaría que pudiera llegar a muchas personas, que la gente conozca mi trabajo, mi música. Quizás lograr transmitir esta energía de los sueños, de los proyectos, de que con esfuerzo y perseverancia se pueden lograr cosas hermosas.

¿Cómo te ves a futuro? ¿Pretendes dedicarte 100% a la música?

Esa mi intención, es mi sueño. He hecho muchas cosas en mi vida, me he dado varias vueltas, pero siempre regreso a lo mismo, que es la música. Para mí no hay otro camino que pueda seguir ni otra persona que pueda ser.

A la gente que me conoce y mis amigos músicos siempre les digo que si bien yo no sé tanto de música (teoría), sí tengo mucha música en mí. Es lo que me mueve y lo que quiero que la gente vea.

Mi Futuro, que es el nombre de una de las canciones del disco, justamente habla sobre cómo enfrentar lo que no sabemos, la incertidumbre. ¿Resultará lo que estoy haciendo? No lo sé, pero pienso que mientras sigamos fiel a nuestros sueños nada malo puede pasar.

 

 

 

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