Conoce las claves para prevenir los cálculos

Conoce las claves para prevenir los cálculos

Las piedras en los riñones son un problema de salud bastante común y que puede producir grandes molestias a quienes las desarrollan. El Dr. José Antonio Salvadó, urólogo experto en litiasis de Clínica Santa María, explica por qué se producen, cuál es el tratamiento para combatirlas y cómo se pueden evitar.

La litiasis renal es la formación de pequeñas piedras de diferentes minerales en la vía urinaria. “Esta enfermedad es muy común, llegando a afectar a un 5% de las mujeres y a un 10% de los hombres de entre 25 y 55 años. Hay que tener en cuenta que el 60% de los casos se deben a antecedentes familiares”, comenta el urólogo de Clínica Santa María, Dr. José Antonio Salvadó.

Existen diferentes tipos de cálculos dependiendo de las sustancias que los originan. Los más comunes son los formados por calcio, pero también existen los de ácido úrico y otros derivados de proteínas, que se presentan más frecuentemente en la infancia.

Además, la sal posee un rol importante en la formación de estas piedras, ya que es la que atrae los excesos de minerales mencionados a los riñones. De esta manera, cuando la orina está saturada de sales o bien, no hay suficientes inhibidores naturales de sodio en ella, se genera una acumulación de esos componentes en éstos órganos, formando así los cálculos.

¿Cómo reconocer los síntomas?

Los síntomas de la litiasis no son exclusivos de esta enfermedad, por lo que la mayoría de las veces las personas no los asocian a ésta. Además, cuando los cálculos están en los riñones en general no producen síntomas. Sin embargo, al descender por los uréteres generan:

  • Cólico renal: Dolor intenso en la zona lumbar o espalda baja que se extiende hacia el abdomen anterior y que requiere atención de urgencia. La molestia se asocia a náuseas, vómitos, sudoración y sensación de hinchazón abdominal.
  • Hematuria: Ésta es la presencia de sangre en la orina debido a las lesiones que produce el cálculo en su paso por la vía urinaria.
  • Infecciones de orina: Los cálculos pueden ser causa o consecuencia de cistitis.

Tratamientos

El 90% de los pacientes con cálculos los eliminan espontáneamente cuando tienen un diámetro menor a cinco milímetros. Sin embargo, en los casos restantes se requiere intervención quirúrgica. “La técnica más utilizada es el procedimiento mínimamente invasivo, el cual consiste en introducir un endoscopio a través de la vía urinaria, llegar al cálculo y, con un láser especial, dividirlo hasta convertirlo en arenilla que será posteriormente eliminada de manera normal con la orina”, expone el urólogo.

En caso de que las piedras sean de más de dos centímetros o muy duras, se realiza un proceso llamado cirugía percutánea, la cual consiste en hacer una pequeña incisión en el riñón para retirarlas.

Finalmente, la evaluación del paciente es fundamental, ya que la litiasis puede ser el indicio de otras patologías endocrinológicas o renales, que pueden provocar un mayor daño en el órgano.

Clínica Santa María cuenta con el primer Centro especializado en todas las técnicas para tratar y abordar la litiasis de manera integral. Un grupo multidisciplinario de especialistas -formado por un urólogo, nefrólogo, endocrinólogo y nutriólogo- realiza un estudio acabado del paciente para determinar por qué se formó el cálculo y evitar recurrencias a largo plazo.

Prevención

Para evitar la formación de estas piedras renales se debe tomar mayor conciencia de lo que ingerimos. “Las personas en general cuando comen suelen preocuparse de no consumir ciertos alimentos por el exceso de calorías que contienen, pero no piensan en los que pueden generar litiasis”, destaca el Dr. Salvadó.

Para prevenir su formación se deben seguir los siguientes consejos:

  • Evitar los excesos de aporte de calcio, fosfato (contenido en las legumbres, frutos secos y té), oxalato -el cual inhibe la absorción de calcio y se encuentra principalmente en la espinaca y en los suplementos de vitamina C- y purinas, que están presentes en bebidas gaseosas.
  • Aumentar la ingesta de líquidos, preferentemente agua, a por lo menos tres litros al día.
  • Seguir una dieta baja en calorías, azúcares, alcohol y proteínas animales (carne, pollo).
  • Evitar el exceso de sal en las comidas.
  • Consumir frutas y verduras.

 

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